Nada

471 43 12
                                    

La rubia suspiro, no podía dormir, no podía dejar de pensar en lo que había aceptado.

Trato de animarse a si misma, convenciéndose de que no era tan terrible.

"Todo estará bien"

Se repetía una y otra vez.

«Aprovechare este mes y me dedicare a entrenar a tiempo completo», pensó Lucy.

El bizarro espíritu le había dicho a la maga que no haría ningún entrenamiento, que era simplemente como un sentido, un instinto mas, y que este tardaría en desarrollarse en un mes. El le había dado, por así decirlo, el don.

Este también le dijo que para potenciarlo debía mejorar su estado físico y practicar este para acostumbrase y encontrar la manera mas eficaz de utilizarlo.

La maga se dedico tiempo completo a entrenar, y así adaptarse y acostumbrarse a su nuevo "poder", o "instinto" solo un día de descanso, y una dieta estricta.

Todo planificado y corroborado por Capricornio.

Paso el mes, y la rubia se encaminaba hacia el consejo de magia, esta al conocer la estructura se escabullo con un poco menos de dificultad. Era realmente escurridiza y elástica.

Lucy cargaba todos las cosas de mayor importancia en un gran bolso negro, estaba nerviosa y apurada, realmente estaba decidida a hacer lo que sea para recuperar a sus amigos. A ella no le pasaba por la cabeza el echo de que su equipo estuviera muerto.

Era la primera vez que robaba algo, y no era algo que precisamente le satisfacía, hubiera preferido hacerlo de otra forma o no hacerlo pero ella sabia que no le darían nada, y no estaba dispuesta a rendirse.

—Lucy.

Se paralizo, reconocía aquella voz vieja, sabia que en cierto modo la entendia pero tambien estaba decepcionado de sus métodos.

—Lucy —volvió a llamar. 

La Heartfilia se dio vuelta. Alumbrados bajo una tenue luz, con el sonido de la lluvia de fondo encaro a la persona que en un año había sido mas padre que su propio progenitor.

—Lewis-san...

—¿Están fuerte tu determinación como para hacer esto?

La rubia asintió.

La rubia se preparaba para huir, y para luchar de ser necesario.

—Sabes que no dejare pasar esto, ¿no?

Lucy asintio.

—Perdón espero que no me odie.

—Tranquila, si lo que te preocupa es que te odie, quédate tranquila que yo no te odio, ni te odiare.

Lucy se saco ese peso del corazón. 

Se dio media vuelta, y sin mirar atrás comenzó a correr.

Lewis suspiro con pesar, hizo una señal a sus lacayos, ordenando que se pusieran en acción. Sus lacayos no dudaron y se echaron a correr tras ella.

Cerro los ojos, y los volvió a abrir, junto las palmas y raíces comenzaron a emerger del suelo, prontamente se aproximaron a Lucy.

Las esquivaba con eficacia, al igual que a los hombres que la perseguían, iban y venian golpes, algunos daban en su objetivo, otros simplemente eran esquivados o desviados.

Entre dos de los lacayos de Lewis, intentaron un ataque combinado, uno intento agarrarla para que el otro pudiera golpearla y dejarla inconsciente. 

Master • PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora