-»cinco«-

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-»hazte la fama y échate a dormir«-

El reloj en su muñeca marcaba las 19:40. Su papá ya estaba atrasado por diez minutos y él solo quería llegar a su casa a acostarse a su cama y procesar todo lo que le había pasado en el día. Pero su bendito progenitor no parecía colaborar. Así que algo cansado, y sabiendo queJung Jaehyun se perdía en el espacio-tiempo si su Papá Do no estaba recordándole la hora constantemente, entró al lugar y sin ver a la secretaria en su clásico lugar, ingresó a la oficina encontrándose al culpable de su cita con la cama hoy.

Así que detuvo su queja y se quedó parado como idiota con la mano en la manilla de la puerta sin poder despegar la mirada del hermoso rubio que se había robado varios suspiros hoy.

—Jaemin...

—Lee Jeno ¿Cuántas veces te he dicho que no entres sin golpear? —lo regañó su padre, pero él solo podía prestar atención al rubio sentado frente al escritorio de su padre.

Lo había visto -en realidad, conocido- hace unas horas. Pero verlo de nuevo lo hizo sentirse en las nubes.

—Yo... quería saber si iba a poder ayudarme. —dijo Na dirigiendo su vista nuevamente al mayor en la sala.

—Sí, podemos hablar mañana bien. Te paso mi número para que estemos en contacto. —contestó tendiendo una tarjeta de color vino en donde ponía su contacto.

—Genial, muchas gracias. —habló el menor de todos parándose para irse. Cuando estaba por pasar por el lado de Jeno, este llamó su nombre y él solo respondió; —Adiós Jeno.

La habitación se llenó de silencio y la curiosa mirada de su padre se posó sobre el pelinegro mientras guardaba los papeles en el portafolio y apagaba el computador y las luces.

Ambos salieron en silencio, despidiéndose de la señora Choi, para luego subirse al auto y emprender el viaje hasta la casa.

    —¿Así que "Jaemin"? —preguntó el castaño claro haciendo un fuerte énfasis en el nombre del rubio.

—Él es mi pareja destinada. —contestó Jeno de buenas a primeras, ganándose un frenazo de parte de su padre, quien lo miró en shock.

—¿Es en serio?

—Sí, huele a leche hirviendo y vainilla.

—Sí, lo noté. Pero... Wow... ¡Eso es genial!

Ahora todo tenía sentido en el cerebro de Jaehyun, ahora podía explicar ese extraño deslumbramiento que tenía su hijo con el pequeño Na.

—Sí... No es tan genial como parece. —dijo y luego preguntó; —¿Cómo fue cuando conociste a Papá Do?

El castaño sonrío mostrando los hermosos hoyuelos que tenía y luego comenzó a relatar esa historia; —Ya eres grande, supongo que debes saber que no todo es como en los cuentos. —Suspiró. —Yo solía salir con muchas chicas, era bastante mujeriego. Tenía fiesta todos los fines de semana y bueno, pasaban cosas...

—Mucha información. —lo interrumpió su hijo.

—Está bien, está bien. En realidad, supongo que hacía todo eso para tapar el vacío en mi pecho. La cuestión es que yo tenía mi fama, todos en Busan ya me conocían. Pero cuando conocí a tu padre lo supe en seguida.

—¿Él lo aceptó en seguida? 

Una escandalosa se escuchó en el auto; —Conociéndolo, ¿él podría aceptarlo en seguida? —el pelinegro negó. —Claro que no, él conocía mi reputación y salía corriendo cada que me veía. Y yo iba como un perro faldero detrás de él, persiguiéndolo por todo el colegio. A veces pensaba en rendirme, pero cuando lo veía... Mi corazón me exigía que vaya tras él.

Jeno se pudo sentir identificado con la historia de su padre y se prometió que haría hasta lo imposible por llegar hasta Na Jaemin... ¿Pero como haría?

-».«-

Cuando Papá Do llegó a casa, traía una pequeña caja con lo que suponían eran cupcakes. Tenían esa pequeña tradición; todos los viernes veían películas mientras comían algunas de las deliciosas creaciones de su pelinegro progenitor.

Jaehyun y Jeno estaban en la cocina mirando un partido de fútbol y preparando los deliciosos nachos con chédar que comerían más tarde. Así que Kim se dirigió hasta allí para saludarlos; a su bebé con un beso en su frente y a su esposo con un gran beso.

—¿Así que siempre te hiciste el difícil? —preguntó el menor ni bien se separaron y Doyoung miró a su esposo con cara de indignado.

Jaehyun por su parte, alzó sus hombros y respondió; —Hazte la fama y échate a dormir.

—Para que sepas; tu padre era un ligón y yo no quería que me rompiera el corazón.

—¿Y cómo lograste que te hiciera caso? —preguntó algo bajito Jeno.

—Te veo muy interesado en el tema, ¿Acaso...?

—Sí, ya encontró a su pareja. —contestó Jae revolviendo los cabellos negros de su hijo. Tenía el mismo pelo suave y saludable que su esposo.

—¡¿Y yo me entero a lo último?! —gritó indignado Dodo.

—¿También siempre fue así de gritón? —cuestionó el pelinegro menor tapando sus oídos, para luego hacer reír fuertemente a Jaehuyn.

La risa del castaño llenó la cocina y los otros dos no pudieron evitar sumarse a la carcajada. Jeno amaba con su vida esos momentos, y los disfrutaba tanto que desde pequeño soñaba con encontrar a la persona con quien pudiese compartir así el resto de su vida.

Sus padres estaban juntos hace ya veintidós años y sí, tenían problemas, pero siempre terminaban por resolverlos, juntos.

Juntos. Siempre decían lo mismo, y Jeno deseaba todas las noches que llegara esa bendita persona. Pensó que cuando llegase iba a ser mágico, que mariposas iban a volar por todo el cielo y miles de pájaros entonarían una melodía hermosa que nunca iban a poder olvidar... Pero no, él estaba descalzo, escondiéndose detrás su tía, y el menor había huido ni bien cayó en cuenta quien era.

—Entonces, ¿Quién es el afortunado? —preguntó el mayor de sus padres sentándose a su lado.

—Es el chico que encontró mi teléfono. 

—¿Na Jaemin?

—Espera, ¿es el mismo chico? ¿Cuántas veces lo viste hoy? —Jaehyun se sentó a su otro lado.

—¿Tres veces? Creo. —respondió bajando su cabeza.

Sus padres se miraron con los ojos bastantes abiertos por detrás de la cabeza del menor, que parecía estar sufriendo por toda la situación.

—¿Tres veces?

—Sí, en la universidad donde trabaja Jihyo... Ahí nos encontramos por primera vez, luego en la pastelería cuando fue a devolver mi celular y en el despacho de papá, hace unas horas.

—¿Fue a tu despacho? —preguntó Doyoung algo confundido.

—Sí, tenía unos tramites que hacer. Un testamento. —Jaehyun se calló un segundo, inseguro de decir lo siguiente pero aún así lo soltó; —Es el hijo de Lim Naeun.

-»hazte la fama y échate a dormir«-

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-joo

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