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____ Rusell 

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____ Rusell 

Edmund y yo nos acercamos a las puertas del ropero, y tras unos segundos las abrimos. Edmund trató de sorprender a Lucy adentro con un «Bu », pero evidentemente, Lucy no estaba en el ropero. Fue cuestión de segundos para que una ráfaga de viento nos llegara, por lo que decidí tomar uno de los abrigos que había colgados. 

— Lucy no está aquí —dijo Edmund

— ¿De verdad? Te juro que no lo había notado —respondí sarcástica— Tal vez deberíamos...

— ¿Cruzar el ropero? Lo intentamos antes, y no funcionó —respondió

— Bueno, no perdemos nada al intentarlo —dije yo, tomando la iniciativa pasando entre los abrigos colgados

— ¿Qué haces? Podría ser peligroso —dijo Edmund

— En dado caso, Lucy no debería estar sola —respondí. Edmund renegó, y pude sentir como iba detrás de mí, pasando entre los abrigos— Auch

— ¿Qué...? Auch —se quejó Edmund. Ambos nos habíamos picado con ¿ramitas?— Lucy... Lucy ¡ay!

— ¡Ay! ¡Pevensie! —me quejé, pues Edmund había tropezado y nos había hecho caer a ambos

— Bueno, lamento que sea un espacio reducido, Rusell —respondió irónico

— Tienes suerte de que la caída haya sudo suavizada por... ¿nieve? —dije al caer en cuenta del frío que sentía en el cuerpo

— ¿Dónde estamos? —preguntó

— No tengo la menor idea... pero este lugar es hermoso —dije sonriendo

— ¡Lucy! ¿Dónde estás? —comenzó a llamar Edmund mientras explorábamos el lugar

— Tal vez debamos separarnos y buscarla —propuse

— No sabemos ni donde estamos podríamos perdernos —respondió

— Shh. ¿Escuchas eso? Son como ¿caballos? —dije yo. Segundos después, un carruaje estaba casi frente a nosotros. De el bajó un ¿enano?. ¿Dónde demonios nos habíamos metido?— Ese enano me da miedo tal vez debamos correr 

— Por primera vez estamos de acuerdo —respondió Edmund, acto seguido nos encontrábamos corriendo mientras el enano nos perseguía. Desafortunadamente el enano había atrapado a Edmund con una especie de lazo, yo había alcanzado a esconderme en unos arbustos— ¡Déjeme ir! ¡Dile que yo no hice nada!

— ¿Así te diriges a la reina de Narnia? —cuestionó aquel enano

— No la conozco —respondió Edmund, Dos opciones; salir, ayudar a Edmund y que nos atraparan a los dos, o, permanecer oculta, observar la situación y después ir por ayuda. Opté por la dos.

Strawberry ×Edmund Pevensie×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora