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— CAPÍTULO 6: SOLO ERA UN SIMPLE VIAJE.

— CAPÍTULO 6: SOLO ERA UN SIMPLE VIAJE

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—____ Iwasaki—

—¡Me voy a morir!— chillaba mientras escondía mi cara entre mis manos.

A lado mío pude escuchar una leve risa, de nada más ni nadie menos que mi mejor peor amigo. 

—¡No te rías! ¡¿Sabes lo vergonzoso que fue ahora que lo pienso bien?! ¡Me la pasé la noche pensando en eso que por poco casi me muero corriendo a clase por despertarme tarde!

—Ya, ya, tranquila— dijo dándome palmadas en la cabeza—. Solo me da gracia como puedas ser tan estúpidamente graciosa.

—¡No te estoy contando un chiste, idiota! Ah... Ahora no sé cómo voy a poderla ver en la cara— musité avergonzada.

—Si te pones así por un beso indirecto que tú hiciste, no me quiero imaginar cuando se besen de verdad— susurró Keigo lo suficiente alto para escucharlo.

—¡Cállate, ni una palabra más!— grité levantándome de mi asiento, llamando la atención de todo el grado—. Ejem, ejem. Como decía... Ten la compasión de no burlarte de mí, gracias.

—Te cuento que en mi mente ya me imaginé 23 escenarios posibles en los cuales molestarte, no prometo nada.

—Olvídalo, es imposible mantener una conversación normal contigo.

Keigo ante ese comentario solo se hizo el tonto y sonrió como si nada. 

Ya pasó una semana en la que no la vi, literalmente mi mirada no cruzaba con ella ni en el receso, simplemente no la encontraba

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Ya pasó una semana en la que no la vi, literalmente mi mirada no cruzaba con ella ni en el receso, simplemente no la encontraba. Una parte de mí quería verla mientras que otra la quería ignorar por la vergüenza que me daba el siquiera pensar en mirarla a la cara.

—¡Ya volv...! ¡Ahh, un monstruo horrible! 

Al escuchar aquel grito, simplemente giré mi cabeza un poco para mirar a la persona que lo provocó entrando por la puerta de la azotea.

—¡Giró la cabeza! Ah, no, espera. Solo eras tú— respondió suspirando "aliviado" Keigo.

—¡¿Ah?! ¡¿Cómo que "solo eras tú"?! ¡Para tu información soy un ser humano! ¡Y dame esa gaseosa!— vociferé quitándole la bebida de sus manos y tomándola de golpe.

𝗜𝗻𝘃𝗲𝗻𝗰𝗶𝗯𝗹𝗲 | Rumi UsagiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora