Después de los acontecimientos de La Triste Historia de un Patriarca.
Hay algunos cultivadores que nacen con una habilidad especial, son fertiles, pueden dar a luz igual que una mujer.
Hay muchas maneras de descubrir quienes tienen esta habilidad, u...
No era raro que una secta pidiera ayuda de otra, una carta había sido enviada a Gusu desde Qinghe para pedir apoyo en una caza nocturna. Los avistamientos de pequeños Yaos era cada vez más alarmante en Qinghe, muchos discípulos estaban ocupados tratando con ellos en los pueblos de comercio y grandes ciudades, así que decidieron pedir ayuda para esta pequeña ciudad olvidada.
Hanguang-jun se ofreció para ayudar, era un trabajo sencillo y estaba algo estresado con todo el papeleo que usualmente hacía para ayudar a su hermano que gozaba felizmente del nacimiento de sus hijos. Empacó lo necesario y partió a Qinghe para pedir indicaciones al líder de secta, le proporcionaron un pequeño grupo de discípulos que conocían la zona para que fuera más fácil.
El pueblo estaba muy silencioso, el mercado estaba casi vacío y los pocos puestos visibles eran restaurantes ambulantes, puertas y ventanas cerradas, algunas posadas estaban cerradas también. Los discípulos acordaron separarse para cubrir más la zona y se dividieron en grupos de tres, Hanguang-jun decidió ir solo, pero prometió reunirse con algún grupo cuando consiga la información suficiente.
Pidió una habitación en una pasada casi vacía, el dueño le comentó que debido a los problemas que rodeaban el lugar había bajado el número de visitantes y por eso muchas posadas estaban cerradas. Dejó sus pertenencias en su habitación y salió de la posada para mirar cualquier anomalía a las afueras del pueblo, aun cuando se miraba normal, claramente había una presencia anormal en la zona, el ambiente estaba un poco pesado y era peor cada vez que se alejaba del centro del pueblo.
Al no encontrar nada, regresó a la posada nuevamente. Horas más tarde se reunió con los discípulos Nie y esperaron a la noche para ponerse en marcha para detener lo que sea que causaba estragos en el pueblo.
Una semana antes, un grupo de hombres sospechosos habían llegado al pueblo y se dirigieron al bosque, al sur del lugar. Sus pertenencias se quedaron en sus habitaciones y ellos nunca regresaron, días después comenzaron a enfermarse algunos pueblerinos y luego aparecieron Yaos en el bosque asustando y atacando a cada persona que intentaba salir o entrar al pueblo. Sospechaban de posibles cultivadores demoníacos que poco a poco se han dado color a lo largo de China, posiblemente provenientes de Dongying por la descripción de sus ropas por parte del posadero.
Como Hanguang-jun había predicho, fue un caso fácil. Una cabaña a las afueras del pueblo emanaba un gran cantidad de energía resentida, entraron con cuidado para encontrar una matriz posiblemente fallida y los cadáveres de los cultivadores a medio comer por algunos animales. Eso explicaba la aparición de Yaos en la zona al consumir y estar cerca de los cadáveres llenos de la energía maligna, las enfermedades posiblemente por consumir animales que comieron de estos cuerpos.
Hanguang-jun sacó su Guqin y comenzó a purificar la zona mientras los discípulos limpiaban el desorden y sacaban los cuerpos para enterrarlos cuando fueran debidamente purificados. Se deshicieron de los pequeños Yaos, todos eran animales inofensivos, pero no por mucho tiempo.
Con todo resuelto, los discípulos Nie celebraron en una posada, hablaron con los pueblerinos de que todo estaba tranquilo y que no dudaran en avisarle a la secta Nie si había algún problema nuevamente. Hanguang-jun se despidió de los discípulos el día que regresarían a sus respectivas sectas, aprovecharía la oportunidad para viajar un poco y les entregó una carta pidiéndoles de favor que la enviaran a la secta Lan.
Con una reverencia muy animada por parte de los discípulos, dividieron sus caminos y Hanguang-jun montó su espada para su siguiente parada.
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