Capítulo 1

235 34 5
                                    


La barba espesa del ministro adelardi...

Sus finos ojos de gato y las manos grandes y arrugadas que se posaban encima de la mesa arañando la madera era lo primero en lo que mis ojos se posaban.

Subo la mirada y me fijo en su ceño arrugado, el gris de sus ojos y en su boca fina.

Su pelo largo y blanco y las medallas en su pecho, su...

-¿me estás escuchando?. - el gran grito que suelta su boca hace que me tambalee en mi asiento.

dios pasan los años y su voz se vuelve todavía más fuerte.

-estoy un poco distraída.

-un poco distraída, no?. Un poco distraída - repite otra vez con una voz demasiado baja como para salir de su boca. - a ver si lo entiendo. Acabas de joder una operación en la que se llevan meses para darse a cabo. ¡¿Y lo único que me dices es que estabas distraída?!.

Vale, acababa de propulsar la ira del comandante al punto más alto de sus escala.

-¿algo que decir?- deja de hablar- ¿No?. - inquiere esperando una respuesta.

La silla que se encontraba en frente mia sale disparada hacia la pared. Joder.

- levanta la cabeza cuando te hablo. Y que sea la última vez que te veo por esta central. ¿Queda claro?. Aquí no quiero inútiles.

- no soy una inútil.

-coge tus cosas y vete. Devuelve las medallas y tus armas.

-pero tengo licencia...

- ya no.

Cojonudo.

-pero...

-largo.

No pienso quedarme aquí a suplicar y tampoco pienso seguir viendo la cara de este imbecil que lo único que hace es darme órdenes.

Me levanto de mi silla y voy hacia la puerta, cuando estoy a punto de tocar el pomo Adelardi da un golpe en la mesa.

Me quedo quieta en mi sitio a la espera de lo que sea que me quiera decir.

-por cierto, hoy voy a llegar tarde. Podrías pedirle a Anais que me traiga la cena a ...

-¿es en serio? - esta vez soy yo la que se gira hacia el enfadada.

-me estás jodiendo o que te pasa, ¿acabas de echarme y encima tienes la cara dura de pedirme cosas?

-es que sabes cómo se pone cuando...

Ni siquiera le escucho terminar cuando cierro la puerta sin dejarle terminar.

Quién se ha creído para echarme, y para quitarme la licencia de armas. Quiere que me maten cuando vaya sola por la calle.

Que sea un blanco fácil para los miles de robos que hay por estas ciudades?.

Aunque a quién quiero engañar, no soy un blanco fácil, pero eso no quita que después de todas las misiones alguno este más enfadado de la cuenta.

Lo que me jode es el detalle. Y que se crea que puede gritarme como al resto de gente de aquí.

Se cree que no puedo joderle cuando venga a casa.

Puedo perfectamente quemar sus camisas y meter su cepillo de dientes por el desagüe.

Salgo del ascensor y subo las pequeñas escaleras para llegar a recepción.

- ¿Teniente puedo ayudarla en algo?.

Los anónimos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora