CAPÍTULO X

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—¿Te haces una pequeña idea de lo que esto supone? —Íntegra recalcó cada palabra— ¡¿Eres consciente de lo que puede pasar si la prueba da positivo?! ¡Maldita sea Alucard! ¡¿Tanto te costaba mantener la bragueta cerrada?!

—Ni siquiera sospeché que...

—¡Me da igual! —lo cortó furiosa— Esto ya es lo suficientemente desastroso. ¡Aún no sabemos a ciencia cierta hasta dónde puede llegar algo cómo ella! ¡Hasta tú mismo admitiste al principio que un mestizo era un peligro al no tener limitaciones naturales, que era mejor quitarla de en medio! Pero en algún momento empezó a interesarte como entretenimiento, empezó a gustarte jugar con fuego, decidiste, deliberadamente, ignorar mis órdenes y advertencias. Priorizaste el placer sobre el deber y ahora tenemos en las manos, bajo nuestro propio techo, una bomba a punto de explotar dirigida a nosotros directamente sin saber su radio de alcance.

El vampiro seguía con la vista baja y la mandíbula apretada. La ansiedad y la culpa lo desgarraban por dentro sin compasión cada vez que visualizaba lo que ambos habían estado haciendo en el dormitorio desde la rave.

—La sangre llama a la sangre —recordó la mujer— ¡¿Cómo no me di cuenta antes?! Que Blake llegara a Londres y os toparais de frente. Que perdiera el rastro de su padre al entrar en Hellsing. Que sus averiguaciones quedaran estancadas justo en la época en que mi padre te mandó hibernar. Esa atracción mutua que sentisteis desde el primer momento... Esa maldita atracción que malinterpretasteis y habéis convertido en algo retorcido, empujada sobre todo por ti.

El vampiro tragó sintiéndose más sucio y ruin. Las pruebas aún no se habían hecho, pero él sabía de sobra el resultado. Lo había sabido siempre, pero como bien decía su Ama, lo había interpretado como él había querido. Esa necesidad de tenerla cerca, de protegerla a toda costa, que le hiciera sentirse completo y menos solo... era algo paternal, era un sentimiento mucho más complejo que el deseo carnal, era amor lo que sentía por ella, un amor que jamás creyó experimentar ni en vida ni en muerte. Era algo más puro que el amor entre dos personas ajenas, y que se había encargado de contaminar hasta corromperlo. Por el Diablo, ¿qué había hecho?

Maldito fuera el momento que se encontró con Ioana. Salió huyendo de esa casa cuando empezó a comprender que aquella mujer, que no le temía a la muerte, que casi la esperaba y la ansiaba, que no le temía a él a pesar de saber lo que era, lo estaba ablandando y volviendo más humano, precisamente porque ella no albergaba miedo en su corazón. Fue en ese momento en que comprendió que si pasaba una noche más a su lado, ya no se iría nunca, y él era un monstruo sin escrúpulos que disfrutaba matando, viviendo a costa de la vida de otros. La noche lo llamaba para que fuera libre. Si se quedaba sabía que terminaría reprimiéndose hasta perder la cabeza, haciéndole daño a Ioana. Y la solución que escogió fue la más cobarde, como siempre. Irse sin mirar atrás, esforzándose en olvidarla prometiéndose que jamás volvería a tocar a una mortal como la tocó a ella. Mina fue la que le ayudó a olvidar a esa granjera melancólica pero luchadora, que consiguió que su corazón volviera a latir durante un breve lapso de tiempo.

—Blake no puede enterarse de esto. No debe enterarse de esto. Dé lo que dé la prueba, no ha de saber nada, ni siquiera sospecharlo.

—Eso va a ser más complicado de...

—No, no es complicado Alucard. La seguirás tratando igual que hasta ahora —el no-muerto levantó la mirada, con horror—. No me mires así ¿Acaso ahora tienes principios y ética? ¿Te asquea que te pida que sigas acostándote con ella?

—Si es mi hija...

—Por el amor de Dios, ¿tanto te ha ablandado esa maldita chica en apenas unos meses? No es mi problema que ahora tengas conciencia. Me desobedeciste y este es mi castigo para ti. Si es necesario cierra los ojos y piensa en otra. Si Blake se entera creo que sabes de sobra cómo reaccionará y cuál será nuestra respuesta —le espetó con dureza—. Está en tu mano el que siga con vida o no. Si de verdad te importa un mínimo harás lo que haga falta. Eres un puñetero monstruo, Alucard ¿Qué diferencia hay ahora realmente? No la conoces apenas, no la has criado, de no saber ese posible dato aún por corroborar te la seguirías beneficiando a diario sin problemas. Así que finge que nada ha pasado, que no sabes nada. O terminaré siendo yo quien le meta una bala en la cabeza mientras duerme entre tus brazos.

Hellsing. Sangre y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora