Jude es el mejor estudiante de su generación con un promedio perfecto, pero su tranquilidad es interrumpida cuando un chico nuevo llega a su clase y solo con su presencia será capaz de arruinar su perfecto promedio.
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Aquel lunes los exámenes comenzaban. Axel llevaba sus apuntes que había hecho con Jude el día anterior. Se sentía realmente agradecido por el tiempo que se dedicó a explicarle la mayoría de los temas cuando fácilmente Jude podría haber tomado ese tiempo para estudiar solo.
Se llevó una sorpresa cuando vio a Jude durmiendo sobre su pupitre, cosa que nunca había visto antes. Trató de sacudirlo levemente para despertarlo y se escuchó un quejido por parte de Jude.
Axel pasó su mano por los cabellos de Jude. Sintió como este estaba sudando y su frente ardía.
—Oh, mierda —soltó Axel—. Deberías regresar a tu casa, creo que tienes fiebre.
Jude levantó su rostro y como si nada peinó sus cabellos y se sentó erguido en la silla.
—Estoy completamente bien, Axel, no te preocupes —dijo Jude en un intento de parecer tranquilo.
—No lo estás. Aunque sea vea a la enfermería para que tomes algo —Axel se escuchaba preocupado.
—El examen empieza en cinco minutos, estaré bien.
Axel no podía dejar de sentirse culpable. Si es que no lo hubiera llamado el día de ayer para que lo acompañara sabiendo que estaba resfriado, ahora Jude podría dar su examen tranquilamente. Después del gran esfuerzo de Jude, quién había estudiado con semanas de anticipación, esperaba que consiguiera su puntaje deseado.
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Separaron las mesas y pasaron las hojas del examen. Jude trataba de responder todas las preguntas haciendo su mayor esfuerzo. Sentía como los escalofríos recorrían su piel y su mano no dejaba de temblar.
Sentía ese mismo miedo de siempre. Miedo de fallar. No se había esforzado por nada y no dejaría ahora que la fiebre lo dominara. Daría su examen y sacaría la nota más alta como siempre.
Por otro lado, Axel trataba de concentrarse. Varios pensamientos recorrían su mente al mismo tiempo y no lo dejaban pensar en las respuestas. Se dio un respiro y trató de responder lo mejor que pudo.
Después del examen, Jude volvió a casa. Por suerte, ese día solo debían de dar uno, por lo que no habría problema.
Ahora Axel sentía el vacío de su asiento de al lado y se dio cuenta lo mucho que extrañaba a Jude. Había compartido mucho tiempo junto a él, ya sea molestándolo, bromeando o contándole sobre los libros que leía. Jude se había vuelto uno de sus mejores amigos.
