Capítulo 29

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Axel estaba regresando a su casa después de su salida con Jude

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Axel estaba regresando a su casa después de su salida con Jude. No podía dejar de pensar en cómo todo iba tan bien. Ahora nada ni nadie podría sacarle la sonrisa del rostro. Podría llover, podrían caer ranas del cielo y aún así Axel estaría feliz.

Ingresó a su casa encontrando unas maletas en la entrada y su padre llegando con otra más.

-Axel, ¿puedes ir a empacar tus cosas? Solo lleva lo necesario, el resto lo llevarán después -le dijo su padre.

-¿A dónde vamos?

-A Florida, ocurrió un problema y... Ve a empacar, ¿sí?

No se suponía que debía ser así. Axel debía llegar a su casa y escribirle un lindo mensaje a Jude de que había llegado. Hablar por el teléfono pensando en lo que harían en todo el tiempo que les quedaba para estar juntos. Aún quedaban muchos días para ir al instituto y bromear con Jude. Aún quedaban muchas cosas pendientes y no podía irse tan pronto.

-Me quedaré -dijo Axel decidido.

-Hijo, no está en tus manos eso. Eres aún menor de edad y no puedes cuidar de ti mismo. Yo también quisiera quedarme, pero no siempre es como queremos.

-Quedémonos un días más por lo menos.

-Debemos irnos ahora o se nos va a hacer tarde para el vuelo.

-No quiero irme -dijo la pequeña hermana de Axel con los ojos llorosos-

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-No quiero irme -dijo la pequeña hermana de Axel con los ojos llorosos-. Voy a extrañar a mi amigos.

Axel no dejaba de abrazarla intentando consolarla. Él tampoco quería irse, él también extrañaría a sus amigos, él extrañaría a Jude. Pero debía ser fuerte por ella.

En ese momento se le pasó por la cabeza si debía escribirle un último mensaje a Jude, a Luke, a Ian o incluso a Miles. No había tiempo. En unos minutos tendría que subir al avión.

Todos estaban por subir al avión cuando escuchó a alguien gritar su nombre a lo lejos. Volteó hacia la voz y ahí estaba Jude, detrás suyo llegaban Luke y Kai. Ni siquiera sabía como habían llegado ahí.

Axel quería ir a abrazarlos y decirles que los extrañaría, pero solo pudo vocalizar un hasta pronto antes de irse.

Axel quería ir a abrazarlos y decirles que los extrañaría, pero solo pudo vocalizar un hasta pronto antes de irse

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Axel sacó su libreta en el avión. Desde la ventana podía ver cómo la luces de Londres desaparecían entre más se alejaban por el cielo.

Imaginó que tal vez si Jude fuera un gigante, como el del cuento que una vez le leyó, quizás ahora podría verlo. Tomaría el avión con sus manos gigantes y los llevaría a tierra firme. Así podrían estar juntos.

Pero él no vivía en los cuentos de fantasía donde habían gigantes y Jude no vendría a rescatarlo.

En la última hoja en blanco que quedaba en su libreta comenzó a escribir.

Había una vez un hombre perfecto que decía no serlo. Era un hombre amable, bueno en los estudios, dulce, o como otros podrían decir, una persona digan de admirar.

Su nombre era Jude y tenía diecisiete años cuando lo conocí. Siempre fue alguien encantador a primera vista, pero quise saber si podría encontrar su desencanto.

Entre juegos y bromas me di cuenta que la perfección no existe. A pesar de eso, me di cuenta que Jude era perfecto para mí.

No era muy alto, pero tenía la suficiente altura para escuchar los latidos de mi corazón al tenerlo cerca.

No era un gigante, pero tenía el corazón más grande que pude apreciar y nadie podría negarlo.

Ese era Jude el chico perfectamente imperfecto del que ahora me estaba alejando, porque nuestras imperfectas vidas tenían un rumbo distinto para los dos.

Promedio imperfecto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora