Capítulo 2

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 Sólo bastante después de que el último invitado hubiera partido y de que el personal del catering lo hubiese recogido todo, Sungmin se arrellanó en el sofá de la sala de estar con una bien merecida copa de vino en la mano.

No tenía ni idea de dónde se habían metido los hombres (tal vez en su leonera particular, pertrechados con unas cervezas), pero era muy, muy agradable poder relajarse entre chicos y disfrutar de la relativa paz.

—¡Qué fin de semana tan genial! —Wook alzó la copa en un brindis—. Cuatro ensayos y cuatro celebraciones. Sin un solo error. Ni el más mínimo fallo. Todo un récord.

—El pastel estaba soberbio —añadió Donghae.

—Le has hincado el tenedor —le acusó Sungmin.

—Ha sido un bocado celestial. ¡Qué día tan dulce...! Me ha encantado que el hijo del novio hiciera de padrino. Era una monada. Me han entrado ganas de llorar.

—Serán una familia estupenda. —Heechul estaba sentado, con los ojos cerrados y la BlackBerry en el regazo—. Cuando veo parejas con hijos que vuelven a intentarlo, pienso: ¡agárrense, que vienen olas! Pero ¿con los de hoy? Se veía a las claras que el niño y ella se quieren con locura. Ha sido muy tierno.

—He sacado unas fotos fenomenales, y el pastel era increíble —añadió Wook—. Me parece que elegiré el de semillas de amapola para mi boda.

Sungmin movió los dedos de los pies para aliviar los calambres.

—La semana pasada querías el de crema italiana.

—Quizá tendría que elegir un surtido. Versiones en pequeño de distintas tartas, con diseños diferentes. Sería una orgía culinaria, y las fotografías quedarían estupendas.

Sungmin le apuntó con los dedos como si fueran una pistola.

—Te voy a matar, Ryeowook.

—Tendrías que ser fiel a la crema italiana. Es tu pastel favorito. Wook secundó a Donghae con un mohín.

—Tienes razón, es mi día. ¿Y por cuál te has decidido tú, experto en pastelería?

—Ni siquiera lo he pensado. Todavía me cuesta creer que esté prometido. — Donghae examinó el diamante que llevaba en el dedo con una sonrisa petulante—. Además, cuando empiece a planificar la boda con detalle, seguro que me volveré un neurótico. Así que deberíamos postergarlo todo lo posible.

—Sí, por favor —suspiró Sungmin dándole la razón.

—De todos modos, primero necesitas el traje. —Heechul seguía con los ojos cerrados—. Siempre hay que empezar por el traje.

—A eso lo llamo yo hablar con sensatez —musitó Sungmin.

—No le he dado muchas vueltas al tema, solo unas mil —explicó Hae—. Si apenas debo de haber visto medio millón de fotos. Adoptaré la versión principe. Con chaqueta larga. Tal vez con tirantes y un sombrero, algo que enmarque mi pecho y espalda.

—De eso puedes presumir —coincidió Wook.

—Nada de ir sencillo. La palabra clave en mi caso es «fastuoso». Quiero llevar una corona. —Sus ojos oscuros se iluminaron al imaginarse—. Además, como hemos podido hacer un hueco para mi boda el próximo mayo, me diseñaré un ramo increíble y... eso, fastuoso. En tonos pastel, creo. Quizá. Seguramente. Unos maravillosos y muy románticos tonos pastel.

—Suerte que ni siquiera lo habías pensado —apostilló Sungmin.

—Vosotros también vestiréis con colores suaves —prosiguió Donghae sin inmutarse—. Mis amigos, como flores de un jardín. —Dejó escapar un hondo y soñador suspiro—. Y cuando Hyuk me vea, se le cortará la respiración. En ese momento, ¿sabéis?, en el que nos miraremos a los ojos y el mundo se detendrá para los dos. Durante un minuto, un increíble minuto.

Sabor de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora