Capítulo 12

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 Heechul se asomó a la cocina de Sungmin.

—¿Me dedicas un minuto?

—Sí. Creía que ahora tenías una consulta y una visita guiada.

—Las tenía, y ya están liquidadas.

Sungmin abrió unas vainas de vainilla, las raspó, incorporó las semillas a una mezcla de leche y azúcar que estaba calentando al fuego y añadió las vainas.

—¿Qué tal ha ido todo?

—En la consulta concretamos detalles, pero también han surgido dudas. Los clientes nos han reservado el último domingo que teníamos disponible el mes de mayo. —Heechul miró hacia el cuarto de los abrigos y se fijó en la lámina de madera contrachapada que impedía acceder a él. Detrás se oían martillos y taladros—. No hacen tanto ruido como era de esperar.

—Me ayuda poner la televisión o la radio e imaginar que se trata del bullicio de fondo de una celebración. Podría ser peor. Quiero decir que las pruebas fueron tan duras que esto es gloria.

—Piensa que valdrá la pena. Ganarás mucho espacio.

—Es lo que me digo constantemente.

—¿Qué estás haciendo?

—Crema pastelera.

—¿Te apetece tomar algo fresco?

—Sí. —Sungmin terminó la preparación con agua y hielo mientras Heechul servía dos vasos de limonada.

—Hoy no sales con Kyu, ¿verdad?

—Hoy no. Los chicos se van a animar a los Yankees y a comer salchichas. — Sungmin levantó la vista y arqueó las cejas—. ¿Te apetece que nos organicemos nosotros?

—Lo estaba pensando. Me parece que he encontrado el traje de boda para Hae.

Sungmin se detuvo.

—¿En serio?

—Sé lo que anda buscando, y como con Wook me estrené... me gustaría darle una sorpresa esta noche. Podría probarse el traje y decidir si le sienta bien.

—Me apunto a la fiesta.

—También me gustaría hablar de otro asunto.

—Dime. —Sungmin removió la mezcla cuando alcanzó el punto de ebullición.

—Me he enterado de que Hyuk ha invitado a hangeng Kim este agosto a pasar unos días en la casa de la playa.

—¿Ah, sí? —Asimilando la información, Sungmin apartó la cacerola del fuego y la tapó. Cascó cuatro huevos en un cuenco que había sobre la encimera, separó la clara de cuatro huevos más e incorporó las yemas—. Supongo que se han hecho muy amigos. Además hay espacio de sobra, ¿no? Tengo unas ganas de ver la casa... de estar horas y horas sin hacer nada... —comentó batiendo la mezcla—. Quiero abandonarme al placer de estar de vacaciones hasta que... Perdona —se interrumpió al ver que Heechul levantaba una mano—. Me he dejado llevar por la idea de pasar día y noche haciendo lo que se me antoje.

—Sigo. Acaba de llamarme Kyu. Me ha jurado por su vida que no ha tenido nada que ver con la invitación.

—Bueno, le echaste un buen rapapolvo el Cuatro de Julio.

—Es cierto. A lo mejor ahora le toca a Hyuk.

—Uauu... —Sungmin empezaba a divertirse. Incorporó el azúcar y siguió batiendo.

—¿No se te cansa el brazo?

—Sí.

—El destino de Hyuk cuelga de... —De repente sonó su móvil—. ¡Maldita sea! Aguarda.

Sabor de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora