Prólogo.

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Después de haber sido humillada frente a toda la escuela, Jane recurre a irse a su casa, para estar sola con ella misma. Vall después de las burlas la siguió, pues no iba a dejarla sola.

―¿Por que me estás siguiendo?― Preguntó Jane mirando a Vall.

― No quiero que te sientas mal, se lo horrible que es estar sola...― aseguró.

― Vall pero ahora yo necesito estarlo, no quiero hablar con nadie.!― Dijo alejándose de la chica.

―Esta bien, pero volveré después de la jornada de estudio― prometió lista para irse.―Y entiendo que no quieras volver a ir, yo te cubriré― pronuncio con una actitud positiva, cosa que era normal en ella.

―Esta bien, Vall― afirmó mientras se alejaban la una de la otra.

.....

Después de todo lo sucedido, mientras Jane estaba sola en su habitación, sintió algo que movía los arbustos cerca de su ventana, solo bastó unos segundos para que supiera quién era esa presencia, pues Vall en su intento de entrar por aquella ventanal, calló de ella, aterrizando en los arbustos del patio delantero de la casa, Jane río al verla en aquella situación, Vall por fin pudo entrar, se sentía tan tonta, intentando hacer un típico cliché de las películas, el cual le salió bastante mal.

―Veo que volviste―dijo Jane con incertidumbre.

―Si, así es―afirmó vall mientras se limpiaba los pedazos de ramas y hojas que yacían en su cabello largo, castaño claro con rubio, para luego sentarse en el piso de la habitación de Jane, al lado de la peli negra que la miraba con curiosidad, y burla.

De pronto el sonido del viento que provenía de aquella ventana era lo único que recorría cada espacio de la habitación en la que las dos se encontraban, vall rompió el silencio, cosa que no ha de sorprender. 

―¿Sabes por qué volví?― preguntó retóricamente.

―No― Confesó ―¿por qué?― inquirió con intriga.

―Porque eres demasiado importante para mí. No soporté ver como se burlaban de ti, y e golpeado al idiota de Tommy, probablemente me castigarán por eso ya que es la primera vez que hago algo así, pero por ti lo haría mil veces más si es necesario, lo que padeces no debe  ser  motivo de burla, tu….― Jane interrumpe a vall.

―¿Mi enfermedad?, ¿crees que estoy enferma? ¿verdad?―preguntó bastante alterada, casi queriendo gritar.

―No te puedo negar que es literalmente una enfermedad, por favor Jane no te voy a mentir solo para que te sientas mejor contigo misma ―respondió con obviedad.

―Tienes razón, esto no está bien― dijo en un leve susurro―Perdón por haberte hablado de esa manera.― Se disculpó.―Deberías irte, solo te trato mal, estoy acostumbrada a ser así― Jane abrazo sus piernas, ella necesitaba llorar pero no quería que vall la viera tan vulnerable y ridícula, con su mayor esfuerzo intento calmar el dolor que la atormentaba.

Vall pensó en que responder a la petición de irse y dejarla sola.

―No me iré, y no pienso hacerlo nunca.― aseguró, aunque sabía la forma en que Jane reaccionaría.

―¡NO NECESITO TU MALDITA LÁSTIMA!― Jane no pudo contener más las lágrimas, dejo de abrazarse a sí misma y antes de que se diera cuenta sus mejillas eran recorridas por cascadas que descendían de sus oscuros ojos negros, y caían suavemente al frío suelo en el que estaba sentada.

―No es lástima, de verdad me importas y mucho, Jane mírate estas muy delgada, debes comer, tus ojeras, necesitas descansar.― Vall hablo bastante preocupada pues así era, lo estaba.

Jane no dijo nada al respecto de la situación solo tapó su cara con sus manos mientras sus lágrimas caían.

Vall al ver a Jane en un estado tan indefenso, se quedo callada, ahora un silencio se apoderó de el entorno una vez más, hasta que en cuestión de segundos el único sonido que rondaba por ahí eran los sollozos y lamentos de Jane  mientras lloraba.

Entonces Vall entendió que no habían más  palabras que decir, con tan solo la mirada de los ojos de Jane los cuales ya estaban rojos, ella supo que necesitaba; un abrazo no hay palabras que sirvan para esta situación, Jane necesitaba toda su atención y comprensión, así que sin avisar la abrazo con todas sus fuerzas, demostrando así su cariño hacia la chica, Jane por primera vez en mucho tiempo, se sentía protegida, y no recordaba lo bien que se sentía estarlo.

―Tengo miedo― susurro Jane rompiendo el silencio, el cual no era incómodo para ninguna de las dos.

― ¿A que le tienes miedo?― Preguntó Vall con un poco de preocupación.

― Siento que me voy a rendir― respondio con desánimo.

― No digas eso, yo estaré aquí y si caes, caere contigo― dijo Vall deteniendo el abrazo para mirarla a los ojos― Tengo una idea, ¿por qué no salimos de aquí?― propuso con diversión.

―¿De mi cuarto o de mi casa?― preguntó desconcertada.

―Por la ventana de tu cuarto, afuera de tu casa― respondió Vall mientras se levantaba, le ofreció su mano a Jane para que también se levantara de el frío suelo, y así lo hizo.

― Pero Vall, sabes que estoy castigada y mi madre no demorará en llegar― Recordó mientras se limpiaba las pocas lágrimas que yacían en sus mejillas todavía.

― Vamos solo será un momento y es más ni siquiera iremos lejos― aseguró Vall.

―Esta bien, confío en ti― agregó Jane, y de verdad lo hacía, confiaba en Vall.

Jane se lanzo por la ventana de su habitación que iba hacia el patio delantero de su casa, ayudo a Vall a salir también, al momento de salir de la casa, el frío de la noche recorrió la piel de las dos chicas poniendo de punta los pelos de su piel, las dos se acostaron en el pasto solo a ver las hermosas estrellas que resaltaban en el oscuro cielo de la noche, era tan hermoso.

―¿Sabes a que me recuerda este cielo?― dijo Vall retóricamente.

― No ¿a que?― Preguntó Jane.

―A ti y a tus ojos― La miro de lado mientras estabas acostadas―Tus ojos son tan oscuros como la noche, al igual que tú, pero aún así tienes un brillo especial en tu mirada, y se que no eres una mala persona, solo estás demasiado rota...

―No me conoces, y además hay cosas que no sabes, que te e estado ocultando.― Jane lo dijo con bastante seriedad.―No puedes decir que conoces a una persona que no eres tú misma.― dio su opinión con la mirada perdida.

―Talvez creas que no lo hago pero el tiempo que hemos juntas me ha dicho mucho de ti―  mencionó mientras se levantaba para sentarse en el pasto.― Se que sufres trastornos alimenticios, y no debe ser fácil vivir con eso, pero yo te puedo ayudar a superarlos, o al menos lo quiero intentar.

Jane también se levantó, para unos segundos después estar mirada con mirada las dos.

― Tú no puedes ayudarme, no lo entiendes porque no sabes que se siente tenerlo― aseguró Jane mirando a la nada.

―Voy a curar tus heridas sin importar cuánto me duela, cargaré con tu dolor aunque me lastime a mí misma en el proceso, porque eres todo para mí y daría lo que sea por ti― prometió Vall mirándola con sinceridad.

―Sea lo que sea el secreto que me ocultas te seguiré amando sobre todas las cosas, eso nada lo cambiará. Siempre estaré aquí y así al final del día, cuando caiga la noche veremos juntas las estrellas, formando nuestras propias constelaciones.― Prometió Vall a Jane, sin saber que se vendría en camino.

Prototipo Fallido De Un Cliché. ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora