Susurros se oían por todo su alrededor, Ramón, que en ese momento solo tenía 7 años, trataba de ignorarlos y seguir recogiendo ramas para su hogar en construcción, desde que hizo la base del bunker, no había tenido que salir en mucho tiempo, se la pasaba encerrado, sobre todo luego de que acabo los conductos de ventilación y ya podía respirar ahí; sabía bien que todos en la villa ya lo conocían, y que lo consideraban un rarito por prepararse para alguna catástrofe en vez de solo cantar, bailar y divertirse como el resto de niños de su edad.
—Ey—Llamó su atención un troll de maso menos su edad y tamaño, aunque el grisáceo de ese entonces no lo dio mucha atención—¿Puedes...hacer lo que sea que haces en otro lado? Tu energía negativa nos incomoda.
—No estoy haciéndote nada, no es problema mío—Respondió frío.
—Oye, te lo digo por las buenas, eres deprimente y perturbador, lárgate.
—¿O qué? —Ramón voltea con el ceño fruncido e intentando ser amenazante, pero de inmediato recibe una patada en el estómago que lo aleja y lo tira al piso, él trata de levantarse algo adolorido.
—¡No te me acerques fenómeno! —Gritó el niño apartándose con algo de miedo, el pequeño de colores opacos toma sus ramas y se aleja rápidamente hasta perderse en los arbustos, tratando de perder a todos los trolls que estaban al alrededor observándolo.
Corrió un buen rato hasta llegar a su hogar, que estaba apartado del resto de capullos, Ramón respiro agitado y se apoyó en la roca que estaba frente a este, tratando de recuperar el aliento, deslizo su espalda en la gran roca hasta caer al piso sentado, sobando levemente su estómago y mirando un pequeño raspón que se hizo en el brazo al caer en el césped seco, ya había sentido dolor antes pero no de este modo, este podía verlo, no sabía que los trolls eran capaces de responder con agresión, era algo extraño, se fijó muy bien en la sensación en su piel, ardor y un raro efecto de quemadura, no era algo agradable.
Al parecer el contacto también puede ser doloroso.
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Contacto // Branch's Fic
RandomEl contacto puede ser abrumador, sobre todo si has vivido en un bunker durante una década.