Capítulo 6 - La Lectura de cartas

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Mariana: Betty, le va a venir un destino bastante pesado -dijo con cierto tono de preocupación

Aura Maria: ¿Por qué? Acaso ¿Se va a casar? ¿La van a matar? ¡Cuente!

Mariana: Ayy, pero ¿Cómo quiere que cuente si interrumpe?

Aura Maria: Yo mejor me calló, pa' que usted cuente tranquila, pues -respondió un poco avergonzada

Mariana: Bueno Betty, usted va a tener que prepararse porque va a ver un cambio en su vida muy drástico, como que va a recibir una noticia que le cambiara la vida

Sandra: Por ahí que ¿va a salir embarazada? o ¿se va a encontrar al amor de su vida? -dijo intrigada

Mariana: Eso no lo puedo ver en las cartas, pero eso sí, lo que puedo ver es que aquí hay tres hombres que están o estarán en un futuro, bastante interesados en usted. Uno de ellos se sabe que tiene un aura clara, se ve alegre y alguien tranquilo, el otro, es alguien que quizá está pasando por un momento de confusión, que guarda muy bien sus sentimientos y no está en su mejor punto y el último, se ve que es una persona que tiene un temperamento fuerte, pero que quizá adentro no es tan así y puede llegar a verse una persona completamente diferente que lo que aparenta ser.

Sofia: Ay Betty, en estos días como que se le levanto semejante ganado y me imagino que todos son unos papitos

Sandra: ¿Y usted ya sabe quiénes son?

Betty: La verdad ni idea, me tocaría pensar bien

Bertha: Mariana, ¿No sale nada más?

Mariana: Si sale algo más, pero no logro saber muy bien que es, pero si no estoy mal, usted en este momento, está tomando decisiones muy importantes que le van a afectar en un futuro, no sé si para bien o para mal, pero esas decisiones de una u otra manera estarán relacionadas con la noticia que va a recibir.

Inesita: Betty tenga mucho cuidado con lo que hará, piense muy bien mijita

Aura Maria: Mija eso si cuando sepa quienes son esos tres papasotes antes que nada asegúrese de que no estén casados, ni nada de eso, porque la que termina pagando los platos rotos será usted

Sandra: Ay y también no se le vaya a entregar a cualquiera, porque, aunque los hombres están escasos, no de papaya

Bertha: Bueno, como ya salimos del asunto de las cartas ahora si Betty, ¿cuente como hizo para quedar así tan bonita?

Inesita se fijo en la hora y se dio cuenta que ya se les iba a hacer tarde

Inesita: Hablen de eso más tarde, ¡miren la hora que es!

Betty: Ay sí, yo me tengo que ir ya, Don Armando me debe de estar esperando

Aura Maria: ¿Y qué les parece si esa noche nos vamos a rumbear? Ahí Betty nos cuenta tranquilita como hizo el cambio

Sandra: ¡Si! Pero eso si Aura Maria, no nos vaya a meter a cualquier rumbeador de segunda, que yo me la conozco, ¡pilas!

Aura Maria: ¿Cuáles? Vea a esta, mejor tranquilícese que las voy a llevar a uno de los mejores bailaderos de Bogotá

Inesita: Bueno, ¡vámonos!

Las del cuartel, se levantaron, pagaron y fueron super rápido a Ecomoda, entraron justo a la hora, ya después se despidieron y cada una se fue a sus respectivos puestos de trabajo.

Betty se dirigió a la oficina de Armando, ya que le había dicho que necesitaba hablar con ella. Entró y ahí estaba Don Armando viendo a su computador, pero apenas vio que Betty había llegado, se desconecto de lo que estaba haciendo y la saludo

Armando: Betty, ¡llegó! -dijo con un brillito en los ojos

Betty: Pues si doctor, usted me había dicho que necesitaba hablar conmigo y por eso estoy acá, ¿Necesita algo?

Armando: Si, pero primero ¿Qué le pareció el regalito de hoy?

Betty: chévere -mintió

Armando: ¿Nada más? -dijo un poco desanimado

Betty: No, doctor

Armando: Bueno, Betty quería invitarla más tarde y recompensarla por haberle quitado su día de descanso a un coctel en Macrotextil, que también tenemos un negocio pendiente con ellos

Betty: Doctor, no creo que pueda ir, ahí miro que hago pero no le puedo asegurar, además estoy muy cansada

Armando: Piénselo, ¿Sí? Y después nos vamos a otro lado -le respondió con un tono picaron

Betty: Okey, adiós

Armando: Betty, antes de que se vaya, ahorita tengo que ir salir de la empresa y no estaré, también necesito que me responda la siguiente pregunta con toda la sinceridad, ¿Le pasa algo?

Betty: ¡NO doctor no me pasa NADA!  -se quedo un par de segundos reflexionando acerca de lo que acabo de suceder

Betty: Ay discúlpeme por gritarle de esa manera doctor -aunque en el fondo le había gustado gritarle a Armando

Armando: ¿Qué le esta pasando? ¡Ah! Eso lo único que me demuestra es que algo le está ocurriendo

Betty: No sé, pero no me está pasando na- justo ahí se abren las puertas y pasa Doña Marcela con varias bolsas en sus manos

Marcela: ¡Hola, mi vida! ¿Cómo estás? Mira que te traje unas cosas que te compré en Palm Beach -dijo acercándose a Armando y dándole un abrazo, aún no se había dado cuenta de la presencia de Beatriz

Armando: Hola, mi amor, gracias, más tarde las veo -dijo con nerviosismo, mientras Betty estaba distraída viendo a otra cosa

Marcela: ¿Y esta quién es?

Betty: Soy Beatriz, doña Marcela

Marcela: Ahh, la veo muy bien Beatriz, ¿Qué se hizo? -pregunto con un tono extraño

Betty: No, nada, solo me cambie un poco el pelo y me compre ropa nueva, a usted la veo también muy bien

Marcela: Gracias, ¿será que me puede dejar a solas con Armando un momento?

Betty: Si, claro. No hay problema, que pasen buena tarde -en ese momento, entró a su oficina, cerrando la puerta. 

Armando había quedado confundido al ver que Marcela y Betty estaban hablando "pacíficamente", casi que por primera vez sin que Marcela la estuviera humillando o gritándola.

Betty: Ahora si ya se que hacer. Ay Armandito Mendoza, te llego la hora -dijo en voz baja en su oficina, con una sonrisa pícara

Mis Cartas de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora