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Gaston

"Estás completamente loco, Gaston. No eres normal", me dice Lali. Hablo con ella en el bar, preparándome para sorprender a Rochi.

"¿Soy loco? Tu amiga es psíquica y espero que venga", le digo.

"Sí, se supone que debe venir", dice Lali. "No lo sé, Gas. Te digo la verdad, no sé si funcionará".

"Déjame en paz, ¿sabes lo que tienes que hacer?" Estoy preguntando.

"Lo sé, hemos pasado por esto mil veces. Aquí está el disco y en el momento adecuado lo estoy reproduciendo", dice.

"Exactamente" digo.

"Ahora, dime exactamente dónde está la nieve en esta historia?" Ella pregunta.

"Perdón por el retraso, hubo atascos de tráfico" Benja entró al bar con una gran bolsa de nieve artificial y se acercó a nosotros. "¿Ahora estás listo para explicarme qué estás haciendo aquí y cómo se relaciona con Rochi?" Me pregunta.

"Yo le explicaré, ve a esconderte" dice Lali, sabiendo que no tenemos mucho tiempo hasta que llegue Rochi.

"¿Por qué esconderse? ¿Qué está pasando aquí?" Pregunta Benja.

"Vamos, hazme un favor, baja debajo de la barra y escóndete allí" Lali dice a Benja y yo salgo de la barra, esperando el momento adecuado para entrar y sorprender a Rochi.

Julia

Más tarde estoy sola con Alejo en el hospital alimentándolo.

"Basta, Julia, es repugnante", dice Alejo mientras le traigo otro bocado del yogur que le ha traído el hospital.

"Sigue comiendo o traigo a Manuela aquí", amenazo. "Ahora cuéntamelo todo" le digo cuando termina de comer.

"¿Qué más hay que contar?" Él pide.

"Intentaste suicidarte. Entiendo que es por una razón estúpida como el dinero", le digo.

"Dinero. De tu boca parece que perdí unos cientos de dólares de mi billetera. Invertí todo mi dinero, hice una inversión de novato. Cometí un gran error", dice.

"Así que esa fue una mala inversión, ¿y qué?" Ella pregunta.

"Todo el dinero, Julia, todo", dice.

"Entonces lo perdiste todo, no tienes nada, ¿por eso te suicidas?" Estoy preguntando.

"Desearía no tener nada. Es mucho, mucho peor. Debo dinero", dice.

"Así que debes un poco, ¿y qué?" Estoy diciendo. Sigo sin entender por qué se suicidó.

"Ese poquito son 150 millones de dólares", dice. "A los bancos, a los socios, al IRS en los Estados Unidos. Fondos que ya no veré en esta encarnación".

"150 millones de dólares. Es difícil para mí siquiera decir ese número", digo.

"Qué suerte que no te dije el interés diario que pago por ese menos", dice.

"Es solo dinero, Alejo" digo.

"Dinero ... ya sabes, cuando salí de Estados Unidos y vine aquí afuera del aeropuerto, conocí a un vagabundo. Me dije, míralo bien, este borracho que no tiene un solo diente en la boca y no sabe lo que es una ducha desde hace años, este borracho tiene 150 millones de dólares más que tú", dice.

"Saldrás de esto, te pondrás de pie. Te conozco, tienes un gran nombre. La gente te conoce", digo.

"Ya no", dice. "Tengo el nombre de un quebrado".

Nuestra CanciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora