✵ Capítulo uno

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▬▬▬▬▬▬ Desperté en la sala del hospital

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▬▬▬▬▬▬ Desperté en la sala del hospital. O bueno eso pensaba yo, puesto que todo era blanco y había un fuerte olor a cloro que ni yo soportaba. Además, estaba acostumbrado a estar aquí por mis mil y un accidentes en skate...

Trate de recordar que había pasado mientras mi vista se aclaraba, mirando aquella luz blanca sobre mi cabeza. ¿Estaba muerto? Recuerdo que había tenido un accidente y me había desmayado junto a...

¡Oh por dios, Samantha!

En cuanto el recuerdo de como quedo después del accidente llegó a mi mente, no pude hacer otra acción que levantarme de golpe dispuesto a buscarla.

—Hey —escuché la suave voz de mi hermana. Sentí una mano en mi pecho que me obligó a volver a recostarme—. Tienes que descansar, tu también recibiste un fuerte impacto en el choque.

Tu también recibiste un fuerte impacto en el choque...

Ojalá lo hubiese recibido todo.

—¿Dónde está Sam? —pregunté, sentía la garganta como si no hubiese tomado agua en días—. Cristel, ¿dónde está mi Loca?

La expresión de su rostro hacia que mi corazón se acelerara en miedo.

—Cristel... —mi voz se rompió.

Ella tomó mi mano y sus ojos azules, muy parecidos a los míos, me miraron con dolor. Sentí que el corazón se me rompía en pedazos.

No. Ella no podía... ella tenía mucho que vivir...

—Samantha recibió el mayor impacto del choque —los latidos de mi corazón hacían eco en mi cabeza con tanta fuerza que me daba miedo que fuera a explotar—. Ella... ella sigue viva —solté un suspiró aliviado—. Pero no esta bien, Axel, y tienes que prepararte para lo peor...

Sentí como si me hubieran echado un balde de agua helada encima.

Empecé a negar con la cabeza reiteradas veces. Cristel me tomó de las mejillas y me hizo verla, ella había empezado a llorar.

—Axel escucha... ella no ha despertado, hay pocas probabilidades de que despierte y si sus padres dicen... si dan la orden... la van a desconectar. Y tienes que prepararte para ello.

No. No me iba a preparar para nada. Samantha iba a despertar. Ella tenía que despertar.

Sentí los brazos de mi hermana rodearme. Siempre me habían reconfortado sus abrazos pero esta vez no lo hizo. Solo presagiaban que algo horrible iba a suceder y yo no quería por nada del mundo perderla.

—Estoy contigo, Ax, estoy aquí —murmuró con la voz quebrada. Me separé de ella con cuidado—. ¿Ax?

—Tengo que verla —me quite las mil y un agujas que tenía en el brazo. Me levanté a pesar del mareo que me recorrió y que vi doble a mi hermana, pero no me importó—. ¿En qué habitación está?

𝐑𝐄𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐀 𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐕𝐈𝐕𝐈𝐌𝐎𝐒 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora