III. Realidad

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Tres largas e insoportables horas he estado aguardando en la Sala de Espera del hospital, preguntándole a la enfermera en recepción si sabe algo de Jane Hale, y la única respuesta que he recibido ha sido: "La doctora Mackenzie no nos ha informado nada".

Con la cabeza entre mis piernas y mis manos presionando mis sienes, mi mente comienza a hacerse ideas extremistas, pensando en que Jane ha estado demasiado tiempo dormida, y no sé qué secuelas pueda tener a raíz del accidente, el golpe que su cabeza recibió contra el vidrio del parabrisas fue severo, y si... ¿Y si se olvidó de nosotros? ¿Y si perdió movilidad en algún miembro de su cuerpo?

«¡Diablos, Aron! Necesitas calmarte y aguardar. Has esperado 4 años, puedes esperar unas horas más»

—No, no puedo —digo levantándome de mi asiento, y justo cuando me dispongo a ir a la habitación de Jane sin importar qué, la doctora Mackenzie aparece.

—Aron...

—Ella, ¿cómo está? Llevo horas esperando, por favor dígame qué pasa —suplico.

Me observa por unos segundos en silencio, y casi puedo intuir que siente compasión por mí, lo cual no augura nada bueno.

—Acompáñame, por favor.

Su brazo izquierdo rodea mi espalda y me guía hacia su habitación, donde a pocos pasos de entrar, me detengo de golpe para tomar aire. Cuando el marco de la puerta deja de entrometerse en mi campo de visión, por fin diviso a Jane, quien se encuentra sentada, aún conectada a todas esas máquinas, con las manos entrelazadas sobre sus piernas y con sus lentes.

No lo pienso ni un segundo y me abalanzo contra ella.

Una vez que mi cuerpo siente su tacto las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas, mientras que mis brazos presionan un poco más su cuerpo. No quiero soltarla, temo que si lo hago, ella se desvanecerá como siempre lo hace.

—Será mejor que ustedes salgan, nosotros nos quedaremos con ellos —dice la doctora Mackenzie indicándole a sus padres que se marchen —. Aron, entiendo que necesitas esto pero, deberías...

Comprendo lo que quiere decir, así que me separo de ella, y cuando sus ojos se topan con los míos, un dolor en mi pecho se hace presente, ya que la forma en que me mira no es como siempre había sido, esta vez parece como si sintiera compasión por mí.

—Tú eres Aron —casi susurra. Incluso su voz es diferente.

—Sí, pero, eso lo sabes, yo soy...

—Aron —me interrumpe la psicóloga.

—Sabes que el impacto que recibió su cabeza fue demasiado fuerte —comienza el doctor Lewis —, tanto que tuvimos que inducirla a un coma y cuando quisimos despertarla poco a poco, ella simplemente no reaccionó. Creímos que jamás lo haría, pero su familia, e incluso tú insistían en que debíamos dejar que se tomara su tiempo; transcurrieron 4 años hasta el día de hoy.

» Con el cerebro nunca se sabe nada a ciencia cierta. No sabíamos qué podíamos esperar en Jane al despertar, y este es el caso.

Hemos realizado una serie de preguntas sobre lo que recuerda del accidente, su familia, todo. Al parecer no perdió ningún recuerdo sobre su familia, nada, incluso sobre sus clases de piano con tu madre Hana, no obstante, hay una anomalía que no entendemos.

Ella no te recuerda, Aron. No tiene idea de quién eres, quién fuiste en su vida... Nada. Por lo que nos ha contado, no hay ni siquiera una especie de espacio, algo que haga falta en los recuerdos que permanecen en su cerebro. Pareciera como si únicamente le hubiesen limpiado todo lo relacionado contigo.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2021 ⏰

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