𝐂𝐑𝐔𝐒𝐇 ━━ 𝖲𝖺𝗇𝗈 𝖲𝗁𝗂𝗇𝗂𝖼𝗁𝗂𝗋𝗈

━━ 𝟢𝟢𝟥: 𝙿𝙰𝚁𝚀𝚄𝙴 𝙳𝙴 𝙰𝚃𝚁𝙰𝙲𝙲𝙸𝙾𝙽𝙴𝚂

𝓢akura amaba a su abuela con todo su corazón, y eso también se aplicaba para sus dos hermanos pequeños. Sayuri había sido quien se había encargado de sus nietos desde cierto día hacía unos cuantos años ya, y aunque sabía que Sakura era la que estaba parada en mitad de la tempestad con Haiden y Hori tras de ella protegiéndose del mal tiempo con su cuerpo, la mujer mayor trató de hacer que aquello no fuera tan horrible.

La joven había tomado las riendas de su familia a una edad que no debería, y aunque se esforzaba en decir que todo marchaba de maravilla, Sayuri en muchas ocasiones pillaba sus mentiras y sabía que eso no era así. Así que, de nuevo, trataba de hacer que todo no fuera tan malo. Como aquella justa vez, que iba a ir a ver a sus nietos a Tokio para pasar unos días junto a ellos, encargarse de que Sakura se relajara por una vez y en cuidar de los dos más pequeños. Además de que su visita venía con la increíble noticia de que por primera vez en demasiado tiempo, la familia Hiryū podría ver de nuevo a Kuma; el padre de los hermanos e hijo de Sayuri.

—¡Cuidado, aniki, que acabo de fregar!

—¡¡Aaaah!!

Sakura patinó por el suelo del pasillo recién fregado, y eso tuvo como resultado a la joven tirada con un persistente dolor en el trasero y maldiciendo con todas las malas expresiones que sabía. Además de que Haiden, quien había avisado de aquello, se estaba empezando a desternillar de la risa haciendo que a su hermana mayor se le inflamara la vena de la frente que aseguraba de que se estaba enfadando a unos niveles insospechados.

—¡El pasillo siempre se friega a lo último porque todos tenemos que pasar por aquí para seguir limpiando, simio descerebrado!— exclamó Sakura levantándose del suelo mientras ponía una mueca de dolor por su trasero. —Joder, ¡me duele el puto culo por tu culpa!

—Tenemos un hermano pequeño, recuerda que no se pueden decir malas palabras porque sino las dirá delante de su profesora.— Molestó Haiden haciendo que Sakura agarrara la escoba que descansaba en una pared del pasillo y que le pegara con el mango en la cabeza a su hermano pequeño.

—Ya he terminado de encerar mi cuarto y el que será de la abuela.— anunció Hori saliendo de una de las habitaciones. —Me duelen las rodillas.— Fingió que lloriqueaba.

—Muy bien, cielo, gracias.— sonrió Sakura haciendo que Haiden le mirara mal porque había cambiado drásticamente su comportamiento con el más pequeño de los hermanos. —Ahora, ¿te importaría doblar la ropa limpia que hay encima del sofá?

—¡Voy!

—Oye, Sakura, ¿crees que toda esta limpieza será suficiente para tener contenta a la abuela?— cuestionó Haiden cuando ellos dos volvieron a estar solos. —Ya sabes que saca suciedad hasta donde no la hay.

Si bien Sakura amaba a su abuela, había una cosa que detestaba de ella: su obsesión por la limpieza. Sayuri era una maniática que, aun siendo una persona mayor, limpiaba su casa de arriba a abajo cada día porque le era insostenible que haya un poco de suciedad donde ella convivía. Y ahora que iba a casa de sus nietos a pasar un par de días, estos tenían la tarea de limpiar todo lo bien que podían su hogar para que Sayuri no se pusiera hecha una fiera y les obligara a limpiar y a esterilizar absolutamente todo con lejía.