Capítulo 17: La trampa

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-Señora Kang: Irene bienvenida- se acercó a la castaña para saludarla cariñosamente.
-Irene: Hola Señora Kang- devolvió alegremente el saludo.
-Seulgi: Lo siento mamá, hoy no; tenemos tarea - dijo arrastrando a la castaña por las escaleras dejando a su madre en shock.
-Señora Kang: Pero ¿qué fue eso?
-Sunmi: Tía, solo déjalas en su mundo - dijo haciéndole una seña muy obvia a la señora para que esta comprendiera cuál era “la tarea” y terminaran riendo ante aquella situación.

Seulgi cerró la puerta desesperada, ni siquiera se molestó en encender la luz del cuarto.

-Irene: No me dejaste ni saludar a ….
-Seulgi: Irene no puedo más - se lanzó sobre la chica y empezó a comerle la boca, literalmente.

Irene terminó entre la puerta y el cuerpo de la pelinegra respirando agitadamente, siempre y cuando Kang la dejaba respirar. Se besaban como locas, mordían sus labios lentamente, aquellos ojos se miraban penetrantemente y las manos de cada una jugaba un papel muy importante en desesperar a la otra.

-Seulgi: Te extrañaba mucho…
-Irene: Yo también a ti Kang…
-Seulgi: Te dije que aquello traería grandes consecuencias - introdujo su mano en el pantalón de la castaña.
-Irene: Descuida - apretó a la mayor por sus glúteos y la pegó más a ella - eso es algo que estoy muy dispuesta a asumir.
-Seulgi: ¿Ah sí? pues esto estorba aquí.

La dueña de aquel cuarto sacó fuera de aquel lugar su mano y empezó a despojar de sus ropas a Irene entre besos frenéticos.

-Seulgi: Hoy me toca satisfacerme a mí- dejó caer a Joohyun desnuda en su cama.
-Irene: Soy toda tuya Seulgi- la volvió a besar.

Seulgi había emprendido un viaje de reconocimiento por aquel cuerpo blanco y hermoso frente a ella, no solo con sus ojos, sino también con su lengua. Quería explorar todo aquello que siempre la habían vuelto loca. Trazaba rastros de deseo en cada milímetro de piel con su lengua. Llego a los pechos de su acompañante, los miró seductoramente por un segundo, y luego los llevó a su boca logrando un suspiro ahogado en Irene.

-Irene: ¿Te gustan Seulgi?
-Seulgi: Me encanta cada cosa de ti...me obsesionas Joohyun-apretaba ahora ambos pechos de la muchacha.
-Irene: Dios sigue así y nunca saldremos de este cuarto…

Bae miraba con deseo aquella figura hermosa que se deslizaba cada vez más abajo en su cuerpo, bajo la luz de la luna que se colaba por la ventana. Sentir aquella respiración cálida sobre su piel y aquellas manos tocando tanto como podían, la tenían en el infierno más adictivo que pudiera haber. Pecar nunca antes se había sentido tan jodidamente bien, y este pecado, la estaba haciendo desear arder eternamente.

-Seulgi: Eres solo mía Irene …nunca te dejaré con nadie más.

Fue lo último que dijo antes de emprender una nueva labor con su boca. Aquel lugar estaba tan húmedo y cálido como había pensado, estar ahí solo le provocaba deseos de tener más y más. Escuchaba a Irene gemir con cada movimiento de su lengua en ella. La humedad aumentaba considerablemente en aquella chica. La pelinegra pudo reconocer que Irene estaba cerca de llegar a aquel punto de deseo, dedicó mucha más atención y empeño en lo que estaba haciendo; dirigió su mirada a la menor y pudo ver como aquel cuerpo se arqueaba encajándose más en su cavidad bucal, mientras se inundaba de placer.

Irene apretaba y arrugaba las sábanas en sus manos mientras se perdía en los ojos rasgados de Kang, no pudo más y un gemido fuerte escapó de su boca. Ya no importaba nada, ahora eran solo ellas. Seulgi la observaba como si fuera el ser más radiante que había tenido el placer de conocer. Subió de nuevo hasta estar frente al rostro fatigado y colorado de la chica, mordió suavemente su mandíbula y le plantó un beso húmedo; quería que la castaña sintiera el placer de sentir su propio sabor junto al de ella.

La delgada línea entre el amor y el odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora