𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓼𝓮𝓲𝓼

63 11 159
                                    

*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊

Holi amixes, hoy les traigo algo para que sus cabezas exploten por completo. Hasta hoy es el capítulo más corto que he escrito, pero a mi parecer es muy bueno. En fin, disfrútenlo. Voten y dejen sus comentarios. Les mando mucho amors. (Si encuentran una falta de ortografía y redacción me avisan)

*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧₊

Diste varias vueltas en círculos percibiendo tu corazón latir fuertemente contra tus oídos, esa maldita sensación regresaba nuevamente para quitarte la paz y te sentías como si fueras a morir en cualquier momento. Te detuviste buscando en los bolsillos de tu chaqueta la caja de cigarrillos y el encendedor. Sacaste uno y lo prendiste de inmediato tratando de calmar tu ansiedad. Con dificultad lo llevaste a tu boca dándole una calada.

Te sentaste en una mesa recargando tu cabeza en el cristal. Si Barton te encontraba fumando, se molestaría demasiado contigo, pero era ese cigarro o una botella de tequila.

En caso de que te descubriera apelarías a tu favor diciendo que habías tenido demasiadas emociones fuertes en un día y eso volvería inestable a cualquier persona.

Yo-yo Rodríguez se presentó en nombre del director de SHIELD, ordenándote que la acompañaras a la base, de esa manera te podrías entrevistar con Mack sin ninguna interrupción. Obviamente una discusión comenzó entre ustedes dos, hasta que dejaste en claro que no eras más una agente y que nadie te podía ordenar nada.

—Escuché que llamaste idiota a Mack —soltaste el humo sin expresión alguna y Nat cruzó los brazos —el peso de tus palabras en SHIELD, es enorme. Elena dijo que tienen miedo a que los agentes se revelen por tu comentario.

—Deberías ponerte un cascabel — expresaste de manera irónica y ella rodó los ojos — Él no debería ser el director, no esta a la altura y lo sabes. Phil dejó ese puesto para Daisy.

—¿Desde cuándo lo llamas Phil?

—Desde su primera muerte, cuando reclutó un equipo y no tuvo la decencia para llamarme y decirme que estaba vivo — golpeaste tus dedos contra la madera — por lo menos cuando estuvo desahuciado si se despidió de mí, me dejó una hermosa carta y las instrucciones para su funeral. Aunque no las necesité, May se hizo cargo de todo mientras yo no podía parar de llorar en los brazos de la agente Johnson.

—Cada vez me dan menos ganas de conocer a esa tal Daisy — Romanoff habló con amargura y tú soltaste una risa— en tu estado no deberías fumar — comentó cerrando la puerta a sus espaldas; arqueaste una ceja y ella llevó uno de sus dedos a sus labios para que guardaras silencio.

—No, aquí tampoco está — la voz de Scott se escuchó a lo lejos — esperemos que Clint la encuentre.

—A lo mejor se escondió debajo de la cama — sentiste ternura por las palabras de Sofí.

—Tienes razón señorita, vamos a buscarla a su habitación — la pelirroja se aseguró que se fueran para dejarte continuar.

—Mi estado no te incumbe Romanoff — meneaste tu mano libre— aunque si tanto te preocupa, puedes ayudarme a terminarme la cajetilla, claro si aún disfrutas ser una chica mala de vez en cuando.

—Protejo a los indefensos, recuerdas — arrugaste la nariz ante aquella referencia a lo que le dijiste años antes, dio unos pasos inclinándose un poco para después poner sus labios en el filtro — así que tendré que sacrificarme.

𝔸𝕞𝕖𝕣𝕚𝕔𝕒𝕟 𝔸𝕘𝕖𝕟𝕥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora