Tokyo Revengers ✹ One Shots

Ken Ryuguji

advertencias: Está tristón

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La pelicastaña llevaba siendo amiga del joven pandillero bastante tiempo, 5 años para ser más exactos, este siempre fue consciente de la mala salud y cuerpo débil de la fémina, ya que frecuentemente sufría grandes recaídas frente a el rubio o los amigos de éste. Siempre tenía que tomar muchos medicamentos y demasiado fuertes para su pequeño cuerpo, dejándola exhausta por el resto del día, sin tener más oportunidad de seguir jugando.

•Invierno 2002•

—¡TOMA ESTA!—dijo un Draken de 12 años lanzando una bola de nieve a su pequeño amigos rubio, dándole de lleno en la cara.

—AGH—se quejó Mikey—¡¿QUÉ CREES QUE HACES?!¡TODAVIA NO EMPIEZA EL JUEGO!—reprochó con notorio enfado.

—siempre tienes que estar alerta a nuevos ataques... o no?—dijo con tono obvio y una sonrisa arrogante, causando que sobresaliera una vena de irritación al rubio más bajo—¿que pasa? ¿acaso es todo lo que tienes, enano feo?—

—¡VAS A MORDER POLVO MALDITO TOTEM!— dijo para agarrar un gran puñado de nieve para lanzarla, iniciando una guerra.

Hannah solo veía con diversión y cierta tristeza a sus 2 amigos, ella también quería jugar, no quería estar sentada solo observando, ella también quería reír hasta que le doliera el estómago.

"Estaré bien... solo será un rato"

Dijo para sí misma para levantarse de su asiento y agarrar una buena cantidad de nieve entre su manos y lanzarla hacia su alto amigo, recibiendo una mirada confusa de éste

—Hannah, ya hablamos de esto, teníamos un acuerdo—dijo Draken con cierta preocupación.

—¿Acuerdo? no sé de qué me hablas, yo no recuerdo ningún acuerdo— dijo la fémina causándole un suspiro al más alto—¡Vamos Ken deja de ser tan correcto en todo lo que haces!—.

—Es de tu salud de la que estamos hablando—dijo serio—además, le prometí a tu madre que te cuidaría mientras ella está trabajando—.

—pero si me siento perfectamente bien mira—dijo mientras subía y bajaba sus manos y piernas—te juro que cuando me sienta mal dejaré de jugar inmediatamente—.

—per-—

—solo esta vez sí?—dijo juntando sus manos en señal de súplica—por favor—.

Mikey y Draken se miraron unos segundos, debatiendo la respuesta con solo sus miradas.

Ambos suspiraron.

—solo una ronda, nada más—decidieron al final, causando un chillido de emoción por parte de la castaña.

—JA... prepárense para tragar nieve —retó para agarrar con ambas manos la fría y blanca nieve para estamparla contra sus amigos, causando las risas los 3 niños.

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Pasaron unos pocos minutos de juego, Hannah sentía su pecho oprimido, le costaba respirar y transpiraba frío, pero estaba tan feliz que ignoro este malestar para no arruinar el ambiente feliz que se había generado.

Al fin y al cabo ella solo tiene 12, quería disfrutar su niñez al máximo para después no arrepentirse estando en una camilla de hospital.

Una vez más su extraña enfermedad hizo acto de presencia, sintiendo como de repente le clavaban 100 agujas en los pulmones y 50 en el corazón, cayendo de lleno al frío suelo, respirando desesperadamente tratando de que llegara oxigeno a sus pulmones.