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El decano había tenido ideas locas, muchas a decir verdad pero esta era la más inútil que tenía desde que habían pisado aquella universidad, ¿Como el que fueran a los juegos de hockey de los Reptiles y les hicieran carteles como adolescentes hormo...

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El decano había tenido ideas locas, muchas a decir verdad pero esta era la más inútil que tenía desde que habían pisado aquella universidad, ¿Como el que fueran a los juegos de hockey de los Reptiles y les hicieran carteles como adolescentes hormonales ayudaría a su relación y a que no se robaran su horario en la pista de hielo?

No lo sabían. Pero ahí se encontraban, en la casa de Taeyong mientras decoraban los carteles para el primer juego de la temporada que sería esa misma noche.

-Es una estupidez.-se quejó Xiaojun.-Digo, ¿Qué somos? ¿Sus novios?

-Que asco.-susurro Doyoung con una mueca mientras pensaba que escribir en la cartulina blanca frente a él.-¿Qué le debería escribir a Ten?

-¡Vamos 10!-dijo Chenle antes de soltar una risa.-Anota 10 puntos 10.

Todos en la sala rieron del mal chiste del menor.

-Yo voy a escribirle a Sicheng un... "¡Gana!" Y ya.-se encogió de hombros Taeyong.

-¿Como sabrá que es suya?-pregunto Kun levantando sus cejas.

-No me importa.

El menor se encogió de hombros porque tampoco podía importarle menos. Sus carteles eran tan aburridos, con algunas despreocupadas decoraciones en los bordes hechos con crayones permanentes, azul, naranja y blanco, los colores del equipo.

-Pregúntame que se de hockey.

-¿Qué sabes de Hockey?-pregunto Taeyong a Doyoung haciendo garabatos.

-Nada. Por eso no me interesa esto, no puedo ser amigo de ladrones de horario que usan mis cosas cuando las olvido en la ducha.

-Estoy de acuerdo.-asintió Chenle con una mueca .

Mientras tanto Renjun se había mantenido absorto de la conversación porque llevaba audífonos y estaba un poco alejado de los otros miembros de su equipo. Movió la cabeza al ritmo de la música mientras terminaba de decorar el borde de su cartel, había utilizado crayones azules y stickers naranjas de bastones y discos de hockey, también en una esquina había dibujado un número 23 y ahora llenaba el centro con brillo verde.

Aunque aún no escribía nada porque realmente no sabía que escribir. Algunas ideas pasaron por su cabeza e incluso se rió negando para sí mismo porque jamás, nunca en su vida podría escribir: "Eres el número 23 en la pista pero el número 1 en mi cama." Eso estaba mal, lo matarían y no estaba listo para el día de su muerte, también estaba muy de más poner "#23 mi jugador favorito" o cualquier extraña cursilería.

Resopló luego de ver que el cartel estaba listo y que sólo faltaba lo que debía escribir, se apoyó en sus manos y su cerebro trabajo a toda marcha. Las ruedas giraban, el humo salía por algún conducto en su cabeza y se quejó más de una vez antes de decidirse por lo menos extraño que le pasó por la cabeza.

enemies on ice [noren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora