Para Krista Haynes el hecho de que su mundo se sacudiera y se pusiera de cabeza, era algo a lo que estaba acostumbrada.
Una nueva escuela, nuevos amigos y una nueva ciudad.
Ella llegó para empezar de nuevo, en el camino encontrándose a alguien simil...
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Solté un fuerte jadeo y mis ojos se abrieron de golpe, el cabello pegado a mi rostro gracias al sudor me incomodaba pero a pesar de sentirme sudorosa la habitación estaba fría. Miré el despertador en la mesita de noche 4:00 am...
Genial.
La habitación estaba a oscuras a excepción de la suave luz azul del reloj, otra madrugada mas sin poder dormir bien, miré el techo pero solo veía borrones y luces extrañas que se movían sin cesar y me mareaban.
Cerré fuertemente los ojos y esperé que pasara esa sensación, la cual era producto de las pocas horas de sueño.
Y pensar que logre dormir hace solo 2 horas atrás, que no sirvieron para nada por que me sentía igual de cansada y adolorida.
Se que no me volvería a dormir otra vez y si seguía acostada lo único que conseguiría era que la migraña volviera antes de tiempo.
Me levanté a pies descalzos -algo malo a decir verdad- el mármol estaba prácticamente congelado pero la sensación me encantaba me terminaba de despertar por completo.
Tenía la costumbre de dormir con las cortinas abiertas al fin y al cabo no habían muchos vecinos, me asome por el gran ventanal y la vista era fantástica vivía en los últimos pisos de una edificio bastante alto, las luces de la ciudad eran majestuosas aunque fuera de madrugada la vida no paraba su rumbo aquí y eso me encantaba...
Aunque estaba muy lejos de casa
Extrañaba el sol radiante de L.A ese ambiente cálido característico de california.
Pero los cambios son buenos o eso dicen, las cosas cambian mucho en realidad, amigos, familia, absolutamente todo.
Y te enfrentas a un mundo distinto, donde ahora eres tu contra el mundo, creces, tomas decisiones y recibes consecuencias por estas.
Los últimos 2 años han sido una completa locura, muchas cosas se han salido de control, tomé decisiones equivocadas las cuales me llevaron a todo este monologo interno.
Sin ser consciente mis manos empezaron a temblar y mi respiración se empezó a tornar rápida y superficial.
Es suficiente.
A pesar de que en los días pasados no he logrado descansar eso no quita el hecho de que en ocasiones mi energía esté por los cielos, además de que esos pensamientos existenciales me hacen sentir ahogada, en esos casos mi mente me juega malas pasadas y tengo que lidiar con el desastre que seré si no me detengo pronto.
Y mi mayor aliado en esos casos es...
Ejercitarme.
El llevar al máximo mi cuerpo, esforzarlo hasta desfallecer y agotar mi físico con ese dolor agradable llena mi sistema nervioso central de endorfinas, sintiéndome genial incluso horas después de esto.
