Para Krista Haynes el hecho de que su mundo se sacudiera y se pusiera de cabeza, era algo a lo que estaba acostumbrada.
Una nueva escuela, nuevos amigos y una nueva ciudad.
Ella llegó para empezar de nuevo, en el camino encontrándose a alguien simil...
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Hay días como estos, en dónde la lluvia me vuelve más perezosa de lo normal, lo único que quiero hacer es dormir y dormir.
Y en especial me hacen sentir particularmente solitaria, quiero decir, me pongo algo melancólica por lo que necesito escuchar música triste para complementar el ambiente y vestirme acuerdo a la situación.
Ropa gris y negra, igual que el clima.
Perfecto
Playlist triste. Listo
Pero hay algo que simplemente no pega.
Mis padres salieron hoy muy temprano a trabajar, me levanté temprano y seguí mi rutina de día a día. Hago todo los días lo mismo, una rutina agradable que me mantiene activa.
Pero especialmente hoy, mi nivel de energía no es la misma.
En la inmensa sala solitaria observó como todo brillaba inmaculado, cómo pitbull duerme tranquilamente en su pecera y el suave aroma a canela llenaba el lugar. No hay nada fuera de lo común, entonces no entiendo que es lo malo que ocurre en mi ánimo hoy.
Tal vez una parada en el metro me ayude.
Allí estaba ella con su sombrero negro de plumas rojas, en la misma banca de siempre y a la misma hora.
Evelyn..
En mi mano llevaba dos cafés con leche, perfectos para este frío. Maniobrando un poco cerré la sombrilla acercándome a ella.
- Buenos días Evelyn - la saludo sentándome a su lado en la banca
- Mi niña, hace tiempo tiempo no te veía por estos lados - me recibe con una dulce sonrisa y un apretón en mi rodilla, en cambio le ofrezco uno de los cafés en mi mano y nos acomodamos para ver pasar a las personas.
- Papá me lleva a la escuela o tomo un taxi - le explicó mientras tomaba un sorbo de mi bebida, disfrutando como calentaba cada rinconcito de mi cuerpo.
- ¿Que sucede mi pequeña rubia? No te veo igual de brillante que siempre - me pregunta preocupada, no hago más que suspirar y recostar mi cabeza en su hombro.
- Ni yo misma se que me ocurre - le confieso - Hay días que no logro entender lo que pasa conmigo, me siento en una montaña rusa.
- Buenos días pequeño Maíz - escucho que alguien me saluda, al voltear observó al Oficial Cooper sonreírme.
- Buenos días Eugene - le regreso el saludo mientras busco en mi bolso lo que había traído para él - Mirá, te traje un Muffin recién hecho.
- Oh, Linda no te hubieras molestado - me riñe suavemente mientras palmeaba mi cabeza con pequeños toquesitos.
- No hay problema - lo tranquilizo volviendo a mi antigua posición.
- Volviendo a lo de antes... Eres joven y estás experimentando un gran cúmulo de vivencias y emociones, un día te vas a levantar con ganas de comerte el mundo... - me tranquiliza Evelyn
