❝Regálame un elixir, que el alma se me va, cuando no está, supongo que se va con él, para seguirlo, hasta los confines del mundo, tratando de convencerlo, diciéndole que es el brillo que resplandece en su aura...❞
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—Freddie, eres el maldito amor de mi vida.. Respóndeme este llamado con certeza, que podría perder la cabeza en este momento, pero no lo hago para mantenerme lúcido en este instante de agonía interna de tanta espera...
El papel parecía no bastar para decir sus deseos.
—Muerto en vida, se podría decir que me encuentro. Loco de dolor, posiblemente. Me sosegué en amor, estallé en pasión por tu hermoso cuerpo. Peregrino de ti, es lo que soy —se tiró encima de sus hojas, cansado, podría decirse que también extasiado por recuerdos, pero aún así; roto, como cualquier otro ser humano—. El lado perverso de cualquier persona sale algún día, nadie es feliz, en realidad. Y hasta la felicidad más grande tiene su poco de tristeza. Me consideraba un ser dichoso, hasta que tuviste que marcharte..
La melodía eterna había dejado de reproducirse por. Se escuchaba como un hombre hablaba con su pluma, bajo un pequeño halo de luz que transmitía su gastada vela blanca, la soledad era como un compañero, sus vicios incrementaban con cada pena; con cada noche. Había llegado al final, y parecía no haber retorno.
Y, se cansó se escribir. No tenía fuerzas suficientes, algo le faltaba, por supuesto; era él quien le faltaba, ¿Quién podía vivir sin su inspiración matutina?
Era tan hermoso verlo despertar por las mañanas, se removía entre las sábanas, y reía como un ángel al caer la luz del sol sobre su rostro. Su piel, intacta de manos sucias, pero pintada con besos de amor, era lo que hacía un sutil contraste con la habitación, se cernía con todo aquello que representaba él en la vida del rubio. Roger amaba a ese hombre, había quedado encantado con todo aquello que el pelinegro poseía.
Tenía sus artilugios para seducir a quien se le diera la gana, pero no le dio su corazón a otra persona que no fuera a su querido Roger.
Pero desde que se había ido lejos de casa, el rubio no sabía qué más hacer. Taylor se estaba volviendo prisionero del dolor, el alma se le iba de a pocos; moría junto a él, en esa decadencia pura de sentimientos reprimidos. La cama estaba desordenada; sola, hace días que nadie se acostaba ahí. Pero permanecía así, no quería acomodarla hasta entender de una vez que: Freddie lo había dejado
Era triste imaginarlo, los búhos anidan soledad a pesar de tenerlos cerca, el más pequeño lo miraba, mientras él pensaba, y se acercó a acariciar a su pequeña mascota. Aún recordaba cuando los había adoptado con Freddie, paseaban por el bosque, de noche; se habían aventurado porque querían ver un amanecer juntos. Y vieron a dos búhos en el suelo, podría decirse que heridos, se los llevaron con ellos para ver al sol salir, luego de haber dormido en los brazos del horizonte.
—Me dejaste.. Cuando dijiste que nunca lo harías. —regresó a su escritorio, pensaba mandarle una carta a la nada, no sabía en dónde se encontraba Freddie para entregársela —Me fallaste.. traicionaste a tus propias palabras —terminó de escribir eso, y rompió la hoja en mil pedazos. Desquiciado, podría decirse.
Para su mente, él aún seguía vivo. Se había metido en la locura de pensar que jamás había muerto, para Roger, Freddie se había ido con alguien más.
Escribía muchas cosas por las noches, luego quemaba todo, o las rompía para esconder las notas bajo su cama. Esperaba a su amado Freddie a cada segundo, tenía la vaga esperanza de que algún día regresaría arrepentido hasta su puerta; pidiéndole que lo recibiera como el primer día. Cuando era un simple muchacho que no tenía un lugar estable en dónde quedarse luego de que lo echaran de su casa.
Él nunca se había enterado de los motivos, pero cuando se enamoraron perdidamente, ahí pudo comprenderlo; la familia no aceptaba que al menor le gustaran los hombres.
Se podría decir que Freddie era su amor eterno, lo que le abrió los ojos a un mundo lleno de fantasías sin final, pues siempre estaba feliz. Viviendo sin termores, ni pretextos. Si el moreno se llegaba a ir algún día, sabía que la mitad de su ser se iba con él, para seguirlo a dónde quiera que vaya, y si no regresaba, esa parte de su ser tampoco. Quedaría incompleto, sin sentido; vacío como un rompecabezas al que le falta una pieza, perdido y desolado.
Pero no, Freddie algún día regresaría. Estaba seguro de ello, pasarían milenios, de repente, estaría dentro de casa, sentado al lado de esa puerta, miraría a los niños corretear por su ventana. Pensando, hundido en su enfermedad terminal; el mal de amores. Era un paisaje desolador, claro que Dios lo había abandonado.
Freddie, Freddie, Freddie, mi amado Freddie.. Ven a mi puerta, que te recibiría como el primer día, te perdonaría porque nadie es perfecto, te abrazaría porque extrañé el aroma de tu piel. Pero no me vuelvas a dejar solo.
Nota de Aless: Me he dado cuenta que los dos shots Froger que tengo, son medios turbios, jeje.. no me maten, gracias.
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one shots ੭ queen
FanfictionBueno, he aquí diversos relatos que se me han ido ocurriendo a lo largo de estos días y, como me da pereza hacer historias complejas, los he convertido en One Shots. Publicado: O1.11.2O2O Finalizado: O1.O3.2O24