eclipse; maycon.

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Las estrellas fugaces, rebotaban sobre el viento, en búsqueda de su destino, más allá de las auroras boreales. Se escapaban porque aquella noche, no sería su espectáculo, sería el de otros dos protagonistas, que a pesar del tiempo, su amor jamás fue envejeciendo. Aquella noche tenían la hermosa oportunidad para volver a tocarse, para volver a sentirse, luego de tanto tiempo sin haberlo hecho, luego de una espera agotadora. Las hojas se habían desaparecido de un calendario amarillo, dando a entender, que la noche perfecta acababa de llegar.

Eran amantes que por, proezas del destino, tuvieron el infortunio de alejarse, pero siempre estar lo suficientemente cerca para seguir anhelándose. La luna acompañaba a los desolados como ella por las noches, consolaba a quienes tenían el corazón roto como ella. El sol reflejaba belleza, fingiendo que no le acababan de arrebatar algo demasiado importante. El tiempo los separaba, pero algún día, sabía que también acabaría uniéndolos.

En una habitación apagada, las velas iluminaban una piel gélida que se encontraba expuesta al ambiente tan frío, su sonrisa era hermosa, tanto así que parecía valer la pena exponerse a una posible gripe con tal de ver lo que sus ojos veían en aquel momento. Frente a su balcón, él estaba recostado en uno de los pilares; sonriente, con su celular en la mano, cerca de su oído. Reproduciéndose así, una llamada, la cual se venía haciendo de que empezó la noche. Desde que la luna se separó una vez más del sol.

—¿Lo estás viendo tú también?

Le preguntó con una sonrisa melancólica, a veces sentía que su relación con él era así. Se sentían como los dos amores imposibles que se representaba en la astronomía. Se amaban lo suficiente como para buscarse hasta en los escombros más pequeños del mundo, pero las distancia los alejaba. Se veían cada que el destino lo quería, pero se consolaban viendo hacia la misma luna todas las noches, antes de irse a dormir.

—Por supuesto —le respondió con felicidad que notó hasta el tono tan suave que tomó su voz, que de por sí, ya era demasiado bonita. A lo que John se separó de la pared, para acercarse más al borde, queriéndose sostener del barandal de su balcón parisino. Él también se encontraba feliz —, son pocas las veces que sucede algo tan extraordinario como un eclipse. No me lo perdería por nada.

—¿Y qué piensas pedir? —volvió a cuestionar, en voz baja, no quería que sus padres lo escucharan en plena madrugada hablando con alguien, mucho menos que se enteraran de tal forma de que tenía pareja. Pero sin importar el miedo que pudiera roer en su estómago, él no apartaba la mirada de la luna roja, recordando en ella, el rostro de su amado Brian —Según dicen... cumple deseos —continuó luego de que se le escapara un suspiro, una bocanada que su alma no podía contener. Estaba enamorado. Hasta podría decirse que, mucho más que eso.

—Sabes que mi deseo eres tú... —murmuró con tranquilidad, él, situado en otro país sólo tuvo que acercarse a su ventana, pues a comparación de John, él no tenía un balcón. Pero, Dios sabía lo mucho que extrañaba vivir en Francia -Siempre le pido a la luna para que nos reencontremos una vez más, ¿Por qué crees que a veces sí podemos vernos? —sonrió lascivo, a lo que el castaño soltó una pequeña risita encantadora al otro lado de la línea —Esta vez pediré para tenerte mucho más tiempo a mi lado, los enamorados son los favoritos de la luna.

—Yo también quiero lo mismo.

—Tienes que pedirlo, tenemos que pedirlo. Porque realmente extraño abrazarte, o siquiera tenerte cerca, la lejanía nos está acabando —se puso una mano en el entrecejo. En serio que amaba a su tan adorable chico, pero a veces no soportaba estar tan lejos de él —Pero no quiero que pienses que mis sentimientos por ti están cambiando, es todo lo contrario, cada siento amarte más —miró hacia la luna, también imaginándose ahí, la bonita carita de John —Sólo que, necesito tocar tu piel.

—Lo sé, lo entiendo, no tienes que explicarme. También extraño abrazarte, Bri, pero tu trabajo es más importante ahora —le dijo, para que pensara más en ello antes de tomar cualquier decisión precipitada —Y conoces a mis padres, me matarían sabiendo que solamente tienes cinco años más que yo. De repente hasta te maten a ti también —resopló, luego de eso escuchó una risa estridente por parte de Brian —¡Oye! ¡No te rías! Estoy pensando en el destino de ambos.

—Sí, sí, pero ese destino implica en trabajar como un par de desgraciados en vez de disfrutar, qué agradable destino, amor —comentó burlón.

—Sabes que las cosas buenas se consiguen con esfuerzo, si mi papá me descubre saliendo contigo, y más encima descubre que renunciaste a un trabajo tan bien pagado, va a pensar que eres un pendejo. Y antes muerto que dejarme estar contigo.

—Ay, John... Eres tan adorable cuando te preocupas —siguió riéndose de la situación, el menor lo estaba fulminando con la mirada desde la distancia —, no tienes que preocuparte por tu padre, le caeré tan bien que hasta querrá que renuncie a ese trabajo para que me quede a vivir ahí.

—Brian, esto es-

—Esto es serio, sí, ¿Pero cómo es que pasamos a hablar de enamorados a hablar de cómo tu papá puede asesinarme?

—No lo sé... —se le escuchó apenado, pensando que siempre obligaba a Brian a, quizá, "ser perfecto" para así mostrarse a su padre en algún momento. —Discúlpame.

—No, mi amor, no te preocupes por eso. Sabes que a veces se me hace gracioso -trató de tranquilizarlo con ese tono de voz tan exquisito que tenía, haciendo sentir mejor al castaño —. Pero... ¿Sabes qué? A veces la luna me recuerda a ti.

—¿Por qué te recuerda a mi? —también se encontraba divertido, con un poco de sueño, pero valía la pena. Todo por Brian siempre valía la pena a fin de cuentas.

—Siento que veo tu rostro en ella —se le escuchó aún más suave; tratando de seducirlo, quizá. Haciendo que John se ruborizara, a él también le ocurría aquello —Parece ser que la luna dibuja el rostro de los amores de la vida de cada quien.

—Creo que sí. Porque también veo tu rostro en ella, y es sencillamente espectacular —sonrió bonito para las estrellas, escuchando como tintineaban, como ligeros cristales chocaban para darle la señal de que pronto podrían verse —Hasta ella sabe lo hermoso que eres, Bri.

Brian siguió riendo, se le escuchaba un poco avergonzado.

—¿Ves cómo no eres el único que le puede dar cumplidos al otro? —regañó el castaño, aún pensando todo lo que le podría decir si ambos estuvieran en persona, probablemente ni siquiera lo dejaría respirar del abrazo tan fuerte que le daría, o ni siquiera se separarían en todo el día —Es delictivo no repetirte lo atractivo que eres.

—John... —sonó más avergonzado, soltando leves risitas a cada suspiro. Luego volvió a ver la luna, acomodándose mejor en su asiento —Te amo demasiado, pequeño.

—No soy tan pequeño. Pero también te amo, grandulón —se puso un mechón de cabello tras la oreja, sonriendo -Sabes, siento que estás mirando a hacia la luna en este momento.

—Lo hago, sí. ¿Cómo lo supiste?

—Mi corazón fue quien me lo dijo... —no pudo evitar ponerse un poco cursi, sonriendo como un bobo. Más que enamorado, más que hipnotizado. Brian significaba amor para él, era su todo eterno del que jamás quería distanciarse, pero siempre lo hacía, pero, gracias a las estrellas, nada estaba por quedar en el olvido —, él también está pidiéndole a la luna para que nos reencontremos pronto.

—Pronto lo estaremos, te lo juro. Me encantó la última vez que te acostaste en mi regazo para dormir... te veías tan lindo —John sonrió tierno una vez más, recordando aquel día, recordando todo, recordando su primer encuentro luego de meses viviendo en agonía por no poder verlo en ese mismo instante de querer tomarlo por el rostro y deshacerse en muchos besos hacia él.

Tenía ganas de tocarle el alma una vez más.

—Volverá a suceder...



















Nota de Aless: Ocurrió un eclipse, no tuve la oportunidad de verlo, pero quise escribir algo al respecto. Y aquí está, espero les haya gustado a pesar de que fue un poco simple ♡

one shots  ੭  queenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora