Harry Potter el retorno del Rey

Problemas familiares.

Caminó lentamente y con cuidado por el camino sinuoso, lastimosamente el clima no lo estaba ayudando en estos momentos donde sentía que necesitaba toda la ayuda posible que pudiera encontrar.

Lastimosamente aun con magia la tormenta era demasiado fuerte, estaba seco y caliente gracias a algunos hechizos, pero no podía hacer nada con el suelo a su alrededor y como el camino salía literalmente del risco a su derecha era muy peligroso, por suerte para él la magia serbia nuevamente y se aseguró que nada pudiera empujarlo hacia el lado izquierdo para caer a una muerte casi segura.

Pero no solo la lluvia era un problema sino también los vientos huracanados y el cielo completamente negro a pesar de no ser más de la una de la tarde.

Tuvo que convocar unas cuantas esferas de luz que iluminaban el camino delante y a su alrededor para poder saber dónde estaba pisando, era una suerte que gracias a los rayos en el cielo pudiera notar Nurmengard y sabía que estaba en el camino correcto.

No había visitado este lugar desde hace mucho y lo sorprendía lo cambiado que estaba todo, después de todo Nurmengard había sido un castillo más que una prisión en sus comienzos, por supuesto Gellert hizo algunos cambios importantes, agregando barreras mágicas y algunas otras... cosas, para convertirlo en la prisión donde encerraba a todo aquel que estaba en su contra.

Pero aun así el castillo parecía haber perdido cualquier opulencia y ahora se parecía más a un lugar sacado de un cuento de terror.

Suponía que esa era exactamente la idea de Gellert, convertir el lugar en un páramo desolado similar a Azkaban que produjera miedo en sus enemigos y que desgastara de las peores formas a sus enemigos encerrados.

Por supuesto nada podía competir con los Dementores, pero Gellert había encontrado cuidadores para la prisión que podían no ser tan malos, pero eran viciosos y nunca dejaban su puesto, esa era una ventaja considerable en relación a los seres chupadores de almas, estos no cambiarían de bando según les resulte conveniente.

No sabía de dónde salieron, cómo su mejor amigo los consiguió, o cómo demonios fueron creados, pero servían a su propósito muy bien.

Por supuesto que todo le salió al revés ya que la prisión termino siendo su propio castigo, y como nadie más que él y unos pocos más sabían que Gellert aún estaba vivo entonces no había manera de que pudiera escapar, e incluso si hubiera alguien a quien no estaba vigilando, con esos cuidadores, esa persona no podría sacarlo de la prisión de todos modos.

Cuando llego a las inmediaciones de la prisión notó enseguida que el caminó de grava terminaba y en su lugar había un... campo de hierba, hierba oscura que se elevaba hasta su cintura, algunos árboles grotescos habían crecido desde la montaña o el suelo retorciéndose y dejando que sus hojas cayeran como cortinas.

En un principio pensó que los árboles producían alguna fruta, pero cuando estuvo cerca del primero se dio cuenta, lo que en principio parecían cocos o algo similar eran en verdad huesos.

Cabezas preservadas con alguna especie de sustancia que volvía el hueso de un tono café negruzco, las expresiones de los rostros de animales muertos no eran bonitas.

Había un camino marcado por entre el césped así que lo siguió mirando atentamente a su alrededor, escucho unos cuantos murmullos y algo que se movía por entre el césped a una velocidad impresionante.

Apretó su varita y continúo, ignorando la extraña sensación de ser visto por todos lados, pero sin saber por dónde exactamente.

Dentro de poco estaba frente a las rejas negras y dañadas con un letrero sobre ellas que anunciaban el nombre de la prisión, aunque las barras metálicas estaban algo... dobladas y retorcidas.