Capítulo 15, Belleza

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Daniel «Dan» Janer

[Anteriormente]

Alanna me estaba contando cómo había conocido al resto de los chicos, no lo voy a negar, no estaba prestando mucha atención, ya que la luz de la habitación estaba haciendo que sus ojos fulguraban.

Inconscientemente, mi rostro se estaba acercando al de ella. Al principio, se veía confundida, pero luego captó lo que intentaba hacer... De un momento a otro, sus labios estaban junto a los míos, eran suaves y carnosos. El beso fue dulce, nuestros labios encajaban a la perfección, haciéndolo aún más mágico. Posé mi mano en su mejilla para atraerla más a mi.

Ese maravilloso momento, fue interrumpido cuando escuche la puerta rechinar. Abrí los ojos de golpe, volviendo a la realidad, y ví a mi hermanita ahí parada, tensa e incómoda.

Alanna se giró rápidamente para incomodarse también

[Actualmente]

Mayara hizo una mueca y negó con la cabeza, arrepentida de haber visto esa escena.

―Yo... Ehm... Mejor me voy.― Enunció la chica con la que segundos antes di el mejor beso de mi vida, por más corto que fuera.

Y sin más, se fue. Mayara estaba paralizada viéndome

―¿Estás bien?

―Pues, acabo de ver una de las imágenes más incómodas de mi vida― Dijo con simpleza y un encogimiento de hombros―. Dios... Creo que hoy tendré pesadillas

―¿No estás enojada?

―¿Por qué lo estaría? Alanna me cae bien, es buena chica. Y, aquí entre nosotros, yo si los shippeaba.

Negué con cabeza y solté una risilla

―¿Venías a buscarme, hermanita?― Inquirí

―En realidad, se me olvido a lo que venía

Un hombre adulto y un poco canoso nos interrumpió tocando la puerta, que estaba abierta.

―Ya está la cena lista, chicos― Manifestó Gerald para luego retirarse rápidamente

―¿Necesitas ayuda?

―Solamente pásame las muletas que están que están en ese armario, por favor.―Pedí, amablemente

Chip abrió el armario y sacó ambas muletas, me las entregó y también me ayudó a levantarme.

Cojeando, llegue a las escaleras. No lo voy a negar, tenía miedo de caer, pero, el hecho de tener a mi hermana al lado mío me dio confianza y seguridad. Además que estaba cansado de estar en cama todo el día.

Alce la mirada y vi que todos estaban sentados, solo esperándome a Maya y a mi, incluso Alanna estaba allí tan bonita, solo que cabizbaja.

El ruloso, que todavía no me aprendía su nombre por completo, estaba teniendo una conversación con el rubio. Mientras que la asiática le robaba comida al rubio distraído.

Dos sillas de madera nos estaban esperando. Toda una caballera Maya me preparó la silla con cuidado me senté, posicioné las muletas al lado.

Seguidamente, Mayara se sentó, torpemente.

Para comer había; zanahorias pequeñas, frijoles y pan. La comida enlatada nos sacaba de apuros. Y, en realidad, no sabe tan mal.

Ya cambiando el tema de la comida, me enfoque en la bonita Alanna. Usualmente, ella está hablando feliz y entusiasmada, ahora se le ve más nerviosa, una que otra vez me mira de reojo.

Luego de cenar hablaré con ella.

Mayara «Maya» Janer

¿Quien le dio permiso a Oliver de verse tan lindo hasta comiendo? Tuve la suerte de tener la silla al otro lado de la suya, teniendo así, una buena vista de él.

El pecoso me regalaba una que otra sonrisa que hacía que mi corazón latiera a toda velocidad. Por otro lado, Adrián me miraba fijamente, sin descaro alguno.

Tome la idea de que, después de cenar, iré al rinconcito para olvidarme de todo lo ha pasado.

Cuando termine de comer, me levanté de mi asiento y agradecí por los alimentos. Sin más, me dirigí a mi recamara, tome la llave y mi libro.

Ya en la pieza del chico, me adentre al armario... Aún colgaban unas lucecitas con tonalidad tenue, dándole ese ambiente cálido tan bonito. Me senté en uno de los suaves puffs y, sin más, me puse a leer, ya me faltaba poco para terminar este libro.

―Se lo prestaré a Oliver― Pensé

💧

Ese vacío que siento por dentro cuando termino un libro que me gusta volvió a aparecer. Con pesar, puse mi libro en la estantería y busqué en los que tenía Oliver para ver si encontraba alguno que llamara mi atención.

Para mi suerte, encontré algunos que se veían interesantes. Deduje que a Oliver le atrae más la novela juvenil, en cambio, yo prefiero el romance contemporáneo.

Cogí cuatro libros en total, los formé en una pequeña torre y los puse en el suelo. Tomé uno de ellos y me volví a sentar en el puff que ya estaba algo aplastado e hice lo que más me gusta en este mundo: leer.

Daniel «Dan» Janer

Okey... No quiero que después del beso las cosas entre Alanna y yo sean incómodas. ¿Es muy pronto para decir que ella me importa? Suspire ante esa duda. No debo ilusionarme, solo fue un beso... pero el mejor beso de mi vida.

Sin darle más vueltas al asunto; me puse de pie, desequilibrado y torpemente, cogí las muletas y me dirigí a su habitación.

No he entrado, ya que, por mi lesión, solo me he podido mantener en cama.

Me encontraba ya frente la puerta de la chica, pero de la nada, los nervios me atacaron, ¿y hace como que nunca paso? O peor aún, ¿y si dice que no tiene importancia?

Inhalé hondo para tranquilizarme, —no sirvió de mucho— pero por fin, di dos toques a la puerta.

―¿Quién es?― Inquirió la dulce voz de Alanna

―So-soy Daniel.― Titubeé

Hubo un corto silencio por unos segundos, hasta que me pidió;

―Pasa, Danny

Gire el pomo de la puerta, despacio, por alguna razón, no quería hacer ruido. Cuando abrí pensé que la recamara iba a ser un desastre, que la chica no se tomaría el tiempo de ordenar. Pero, de nuevo, Alanna me ha dejado con la boca abierta.

Su pieza tenía unas guirnaldas de hojas colgadas en la parte superior de las ventanas, su cama estaba hecha de metal pero la mantiene bien ordenada, una alfombra color azul marino estaba a los pies de la cama y en la esquina de la pieza tenía un prolijo escritorio.

―¿Necesitas algo?― Preguntó, ladeando la cabeza

―Yo...―Pausé― Alanna, hay que hablar sobre lo que sucedió, y por favor no me digas que solo fue un beso y ya. Porque... para mí ha sido especial.

―Yo sé que no fue solo un beso. También fue especial para mi ―Suspiro, cabizbaja―... Pero tu hermana, Mayara nos vio, ¿y si ahora le caigo mal? No, no yo quiero tener una buena relaci-

―Alanna, oye―La interrumpí abruptamente―. Yo ya hable con ella, y está más que de acuerdo

―¿En serio?

―Claro que si, belleza

Belleza, vaya palabra para describir a la mujer que tenía enfrente. 



¡Muchas gracias por leer mi historia! 

IG: ninemisha


La Lluvia [Un clima desacostumbrado] [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora