Capitulo 16: Noche Buena

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 La noche buena es una de las fiestas más bonitas del año, el olor a galletas recién hechas y la familia reunida alrededor de la mesa hacían que esas fechas fueran demasiado especiales para las familias.

Las luces iluminaban Vierstad, Whilelm y Simon iban cogidos de la mano por las calles nevadas de la ciudad, la gente con las compras de última hora no se daban cuenta de quien andaba por las calles.

Ambos jóvenes se pararon a ver a la gente patinar en la pista de patinaje que

habían montado en el campo de fútbol que les había unido.

- ¿Te apetece patinar? - Preguntó el omega

- No, no - negó con la cabeza rápidamente - No se patinar sobre hielo.

- Su alteza no sabe patinar sobre hielo, eso es un escándalo - dijo Simon riendo - Anda vamos, yo te enseño.

- No quiero hacer el ridículo, Simme. Además, seguro que te ries de mi

-Ey, escucha. Nunca me reiría de ti ¿vale? - Le dijo mirándole a los ojos - Yo estaré contigo todo el tiempo y si te caes yo me caigo contigo. Estamos...

- Juntos en esto - complementa Wille la frase.

- Entonces...¿Qué dices? ¿Lo intentamos? - pregunta sonriendo el omega, a lo que el alfa responde asintiendo.

Simon pidió los patines para ambos, las manos de Wille temblaban al ponerse los patines por lo que el omega puso su mano encima y ambos se miraron a los ojos y se sonrieron mutuamente. El moreno le tendió la mano a su pareja y juntos entraron a la pista. Wille se apego a la barandilla y no se despegó de ella

- Amor, ¿Quieres soltarte y moverte un poco?

- No, estoy muy bien aquí - dijo con miedo - yo te veo patinar.

-Deja de decir tontearías anda - empezó a empujar al alfa para que se moviera y se soltara.

El alfa consiguió soltarse y se dejó llevar logrando por fin patinar, sujetando la mano de su novio. El omega se colocó delante de él sonriéndole y guiándole.

- ¡El príncipe está patinando! - susurro Simon exaltado mirando a los ojos del castaño con una sonrisa divertida.

- Eres un tonto - sonrió el alfa de vuelta

- Es momento de que lo hagas solo

-¡NO! Simon - gritó el príncipe al notar que estaba en medio de la pista sin estar sujeto a nadie.

- ¡Ves, no pasa nada! - dijo el omega un poco alejado de él - Venga Wille dale, muevete un poco y ven hacía mi.

El alfa empezó poco a poco a acercarse a él, no sabía frenar por lo que se acabó cayendo encima de su pareja. Ambos se empezaron a reír, las personas y las parejas que también estaban en la pista los miraban con ternura.

- Deberíamos de ir a casa, mamá tendrá ya lista la cena - le colocó el mechón de su flequillo detrás de la oreja.

Dejaron los patines y caminaron de vuelta a casa, antes de llegar pasaron a una tienda y compraron una botella de vino para la cena. Al entrar a casa el olor a pavo recién horneado inundó sus fosas nasales, el árbol estaba colocado al lado de la mesa del comedor junto a los regalos.

- ¿Mamá? - preguntó el omega al ver que su madre y su hermana no estaban en el comedor.

- Estoy en la cocina, Simme - gritó Linda

Al llegar a la cocina se encontraron con Linda, la cual estaba terminando de preparar la cena.

- Que bueno que hayáis llegado - dijo linda viendo a la pareja - Simon pon la mesa por favor, tu hermana debe de estar por llegar. - El omega cogió el mantel del cajón y fue a colocar la mesa - ¿Me ayudas con la ensalada, cariño? - preguntó mirando hacia el alfa.

[1º Libro] La Partida FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora