Es curioso como tu peor enemigo puedes ser tu mismo, no hay nada peor que autodestruirte de a poco, ver como te desilusionan y como una vez más fracasaste. Ver que todas las cosas que hacías con ella se vuelven en tu contra, todos los juegos, todos los lugares, los hábitos, las canciones, absolutamente todo. Nunca pude comprender la frase "Las palabras se las lleva el viento" hasta ese día. Todo lo que dijo , de la noche a la mañana, perdió peso y valor, tan así que el mas mínimo problema desvirtuó la balanza. Sus palabras dulces y profundas, llenas de amor, se fueron sin mas. Solo quedaron los vestigios de lo que una vez sintió. Palabras con fecha de caducidad, esas son las que mas duelen y mucho mas cuando te autodefines como una persona que le da importancia a las palabras y las promesas. O eso decía ella ¿Irónico, no?
Me entregué en cuerpo y alma, me desviví por sacarle una sonrisa, me partí el lomo trabajando en una profesión sumamente tortuosa para poder llevarla a comer, a pasear, darle algún presente para alegrarle el día sin importar cuando me puede haber costado. Intentar combatir la monotonía a fin de cuentas.
Aún recuerdo cuando un día paseando por el centro de la ciudad vio una campera que le encantó, lastimosamente ella no tenía el dinero para comprarla. Es una simple estudiante como yo, no solemos tener ingresos. Aquel día ahorré el fruto de mi trabajo para poder regalársela el día de su cumpleaños, moví cielo y tierra en plena pandemia para conseguirla. Exactamente esa campera, en su talle y en ese local de ropa en particular. Lograr que los dueños me hicieran el favor de adquirirla en persona cuando las restricciones gubernamentales de la pandemia lo prohibía, endeudarme con la tarjeta de crédito, sacarlo en "cómodas" cuotas.
Fue difícil, pero valió cada maldito segundo cuando el día en que se lo entregué y vi su expresión de felicidad absoluta. El recordar como corrió hacia mi para abrazarme y besarme sin sentir pudor por su familia que estaba con nosotros. Me hubiese encantado poder grabar ese momento, fue el mejor día de mi vida y casualmente ese mismo día cumplíamos un mes de novios. Daría lo que fuera para volver el tiempo atrás y sentir ese abrazo de nuevo, sentir su pelo, su perfume característico y sus ojos, dios mío que hermosos ojos. Me perdía en ellos cada vez que la mirada, sin duda me enloquecían.
Le conté mis secretos, mis debilidades, reposé en ella mis problemas, le abrí mi corazón dejando salir las palabras mas puras y sinceras, llenas de amor hacia ella. Conectábamos de muchas maneras, tanto en lo intimo como en lo cotidiano. Jugábamos videojuegos juntos, le hice ver mi saga de películas favoritas de ciencia ficción la cual le gustaron, mis series de anime, las cuales veíamos a distancia pero en paralelo o juntos en su casa. Le comentaba sobre mis gustos mas apasionados, desde mis superhéroes favoritos hasta mi música preferida , desde mi humor negro hasta aquellos recuerdos que me hacían lagrimear. Salíamos en las noches a bares, íbamos a la peña la cual ella me mostró y me terminó gustando, recorríamos galerías, veíamos ropa, comíamos y bebíamos hasta reventar, bailábamos, nos reíamos, jugábamos a las peleítas, me mostraba lo que aprendía en su pasatiempo y demás. La lista de cosas y momentos es interminable, y volvería a recorrerla si tuviese la oportunidad.
Era mi soporte, mi cable a tierra al día a día. ¿Y ahora? Ahora ya no puedo entrar a la galería de mi teléfono ya que las fotos y videos me atacan, desentierran recuerdos que me lastiman pero tampoco tengo el valor para borrarlos. Ya no puedo escuchar la música que compartíamos juntos porque recuerdo como bailábamos pegados mientras le cantaba al oído y la abrazaba, ya no puedo pasar por la zona donde ella vive o recorrer lo lugares a los que íbamos porque me dan ataques de ansiedad, ya no puedo jugar a mis videojuegos favoritos los cuales jugábamos juntos madrugadas enteras, ya no puedo ver nuestras series favoritas porque no es lo mismo si no la tengo a mi lado y me genera un vacío en el pecho inmenso. Deje de ver y hacer las cosas que solíamos hacer juntos, porque cada vez que lo hago los recuerdos me lastiman y me arrojan de nuevo al abismo.
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Distimia
Non-FictionSolo soy yo luchando conmigo mismo, con mis inseguridades y mis temores. El quedarme solo me aterra, el sufrimiento causado por las ilusiones rotas no tiene una magnitud imaginable. Espero salir entero por la puerta y entrar en otra. Dejar que la vi...