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          El color del esmalte de uñas que había escogido era muy lindo, un azul eléctrico que lucía muy bien, estaba pintando las uñas de la mano derecha de María de un color amarillo que yo misma le elegí

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          El color del esmalte de uñas que había escogido era muy lindo, un azul eléctrico que lucía muy bien, estaba pintando las uñas de la mano derecha de María de un color amarillo que yo misma le elegí.

—¿Entonces te dijo eso? —indagó María muy curiosamente.

—Sí, ya te lo digo, y pues le dije que esta vez no tenía ganas de quedarme varada —reí.

—Qué tipo tan más raro, y bueno más que nada me extraña el hecho de que estuviera tan lejos de casa, pero sí, como dices, lo más probable es que tenga conocidos por ahí.

          Era sábado por la noche, y la mayoría de los fines de semana me quedo a dormir en casa de María ya que su madre va a casa de sus padres para cuidarlos y su padre llega a casa hasta altas horas de la madrugada y no le gustaba quedarse sola.

—No me jodas —chilló mirando asombrada su celular.

—¿Qué pasa? —por ese tono no dudo que diga que un pretendiente le haya contestado un mensaje.

—Que hay fiesta en casa de Samuel —exclamó mientras se paraba y sacudía su mano donde la acababa de pintar las uñas—. Definitivamente tenemos que ir.

—¿Ahora mismo? Pero tus padres...

—Mi mamá no regresa sino hasta mañana y para la hora que mi papá llegue a casa nosotras ya estaremos aquí —interrumpió María convenciéndome—. Quiero ponerme un vestido, apuesto que en esa fiesta va a estar Alex y quiero impresionarlo, por lo tanto, tú también usarás uno, mira este, está precioso.

—Bueno está bien —Alex era un chico de la clase de María, el cual le llamaba bastante la atención—. Pero no tardaremos mucho.

          No tardamos en llegar al lugar, supe que era ahí porque había música fuerte y muchos autos parqueados a los alrededores

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          No tardamos en llegar al lugar, supe que era ahí porque había música fuerte y muchos autos parqueados a los alrededores. La casa era grande y linda. Supongo que estábamos en uno de esos barrios de personas económicamente bien. Entramos a la casa y la ola de olor a cerveza, marihuana y sudor inundó mi nariz, admito que no es lo mismo a como lo pintan en las películas, pero el ambiente se sentía bueno.

—Vamos a dar una vuelta a la casa para ver si encuentro a Alex —María tomó mi mano y me jaló hacia ella.

          Después de un rato mi amiga se dio por vencida al no encontrarlo así que nos quedamos cerca de la puerta para ver si ese chico entraba o salía. 

          Comencé a bailar al ritmo de la música al igual que María, después de todo veníamos a divertirnos, recién había acabado la canción cuando vi que María sonrío hacia un punto en específico detrás de mí.

—Creo acabo de ver a Alex entrar—murmuró María acercándose a mí—. Iré a acercarme un poco solo para asegurarme si es él, espérame aquí.

          Volví a inspeccionar el lugar, buscando a personas conocidas, pero casi no reconocía a nadie de los que estaban ahí. Todos se veían inmersos en la fiesta, sumidos en conversaciones animadas y risas contagiosas.

—Nos volvemos a encontrar —escuché detrás de mí, volteé y me encontré frente a frente con Raúl.

—¡Joder! —chillé, pues no esperaba verlo aquí.

—No creí que fueras de ir a fiestas —inquirió mientras se recargaba en la pared.

—Yo... bueno... en realidad —su mirada intrigante me desconcertó.

          Justo en ese momento llegó María, con una sonrisa en el rostro y un brillo travieso en sus ojos, como si estuviera al tanto de algún misterio.

—Ah, hola, lamento interrumpir —dijo mi amiga refiriéndose a Raúl para luego dirigirse hacia mí y susurrarme—. ¿Ese no es el chico que tanto te gusta?

—¿Eh?, ¿cómo? —rechisté ruborizándome.

—No te preocupes, déjamelo a mí —cuchicheó para nuevamente hablar en voz alta, asegurándose de que Raúl la oyese—. María, en efecto es Alex el que acaba de entrar, voy a ir con él.

—Oye amigo —hablándole a Raúl— cuida de mi amiga, debo ir hacia otra parte.

—María, pero...—apenas pude balbucear, la idea de quedarme con Raúl a solas me ponía algo nerviosa, pero no para mal...

—Yo te busco en punto de las 10, ¿va? —guiñó María sonriéndome mientras yo la miraba suplicando ayuda.

—No te preocupes, queda en buenas manos —indicó Raúl ya que yo no era capaz de expresar una palabra.

          María se dio la vuelta y emprendió su camino como si su vida dependiera de ello. Volteo a ver a Raúl y nuestras miradas se encuentran, quiero creer que sólo es cosa mía, pero noto que algo hay diferente a él desde la última vez que nos vimos.

          Creo que, tanto él y como yo, estamos dispuestos a dejar que las cosas simplemente fluyan.

          Creo que, tanto él y como yo, estamos dispuestos a dejar que las cosas simplemente fluyan

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2023 ⏰

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