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          Estaba fuera de casa de Willy esperándolo, decidimos dar un paseo en nuestras bicicletas, después de todo, no hubo clases y quería aprovechar que la mañana era linda y prometedora

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          Estaba fuera de casa de Willy esperándolo, decidimos dar un paseo en nuestras bicicletas, después de todo, no hubo clases y quería aprovechar que la mañana era linda y prometedora. Más tarde vi que mi amigo salió de su casa, sacó su bicicleta y la montó.

—¿Qué pasó hijo? —le pregunté una vez se acercó lo suficiente como para que me oyera—. Llevo una hora esperándote.

—¿A qué te refieres? —se estaba colocando el casco y no pude evitar reírme internamente al ver su expresión—. Pero si quedamos que a las once, apenas han pasado escasos minutos.

—Ya vale, no es cierto —reí, no pude aguantar al ver su cara.

—Que graciosa eres.

—Venga pero no te enojes —lo animé mientras alcanzaba su mano.

—No me enojé, créeme —acercó su mano a mi cabeza y revolvió mi cabello—. Bueno vámonos de una vez.

          Llegamos a casa de Willy después de casi una hora

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          Llegamos a casa de Willy después de casi una hora. Me había conducido alrededor de su vecindario y finalmente al parque de ahí mismo. Willy abrió el porche de su casa para meter las bicicletas, y lo que vi dentro de ella me maravilló:

—¡Tienes una cuatrimoto! ¿Es tuya o de quién es?

—Mía, me la regalaron hace un año creo, pero no la uso frecuentemente.

—No me habías mencionado que tenías una, si fuera mía me la llevaría a la escuela —me acerqué a ella y se veía casi nueva.

—Me gusta más mi bicicleta, ese sólo lo uso cuando voy a cargar con más peso —Willy dejó la bicicleta y se condujo hacia mí.

—Oh entiendo y ¿sabes conducirlo?

—Claro, mira con este botón aceleras y con esta palanca frenas —indicó señalándome los respectivos botones—. Espera, ¿para qué quieres saber?

—Mera curiosidad mi buen Wilfredo... bueno... demos una vueltecita —le pedí haciéndome ver lo más inocente posible.

—Pero no tengo ganas de conducir.

—Vamos anda, yo puedo manejar, yo sé manejar —mentí, no creía que fuese tan difícil manejarla. Me subí a ella y la encendí cómo él mismo me había mostrado—. Ves que sí sé, vamos, no tardamos nada.

—Bah está bien, pero si algo pasa es tu culpa.

—¿Qué podría pasar mal?

—Joder siento decir esto y más que nada porque es mi cuatrimoto, pero te lo dije —mencionó Willy cuando la cuatrimoto se apagó y nos dejó varados lejos de su casa

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—Joder siento decir esto y más que nada porque es mi cuatrimoto, pero te lo dije —mencionó Willy cuando la cuatrimoto se apagó y nos dejó varados lejos de su casa.

—No es mi culpa que no me hayas dicho que tenía una avería.

—Pero no tenía ninguna tontarrona —mi amigo se bajó y camino hacia adelante—. Voy a ver qué pudo haber pasado.

          También me bajé y Willy comenzó a buscar a los lados, yo también lo hacía pero ciertamente no sabía nada de motocicletas.

—Creo saber qué es lo que ocurre —sugirió mientras se acercaba a la parte donde creo se supone va la gasolina—. Pero que tontos somos, no hemos revisado cuánta gasolina quedaba, tiene muy poca. Seguramente por eso se apagó.

—¿Qué hacemos?

—Mira, no estamos tan lejos de casa, voy a ir por gasolina, tú te quedas aquí cuidándola, ahora vengo —se dio la vuelta y comenzó a caminar.

          Empujé la cuatrimoto a la orilla y me senté sobre él. De pronto oí el ruido de una motocicleta que se acercaba:

—¿Necesitas ayuda?

          Volteé al instante, y vi ni más ni menos que a mi chico adorado: Raúl.

—Eh sí, bueno no —contesté nerviosa, él me vio con desconcierto—. Lo que pasa es que nos hemos quedado sin gasolina... pero ya fueron a por ella.

—¿No estás sola entonces?

—No, estoy con mi amigo, con Willy.

—Ah Willy, iré a buscarlo, ¿Vale? En un momento vuelvo.

          No me dio tiempo de decirle que no se preocupara cuando vi que ya iba lejos de mí.

          Joder, hacía mucho que no lo veía, ¿Serán dos-tres semanas acaso? Debo reconocer que me emocionó mucho volver a verle. Mi corazón sintió un vuelco cuando lo vi nuevamente.

          Después de un rato vi que Raúl y Willy venían, mi amigo con un tanquecito en manos. Noté que Raúl dijo algo y Willy volteó a verme y ambos se rieron, me coloré al pensar que probablemente se reían de mí.

—Bueno, bueno, vamos a ponerle la gasolina, ¿Me ayudas? Mira detenme esto por favor —pidió Raúl una vez llego, Willy cogió el tanque y Raúl comenzó a vaciar la gasolina—. Vale ahí quedó.

—Muchas gracias Raúl, te debo una —Willy se acercó a él y chocaron la mano.

—Bueno nos vemos —Raúl se subió a su motocicleta y la encendió—. Hasta luego señorita.

—Hasta luego...

—Menudo plan —bromeó Willy una vez que Raúl se había ido—. No me lo esperaba.

—¿Plan? ¿De qué hablas cara-pepino? No planeé nada... ¡Fue casualidad!

—Claro, igual que la última vez ¿no? No tiene nada de malo que quieras ver a tu amado —Willy se subió y yo detrás de él, lo golpeé levemente en el hombro—. ¡Ah! Vale, te dejo en paz, mejor vámonos de una vez.

          Fingí enojo hacia Willy pero dentro de mí estaba feliz y no podía negarlo.

          Fingí enojo hacia Willy pero dentro de mí estaba feliz y no podía negarlo

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C I G A R E T T E S  ▪AuronPlay Y Tú▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora