¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era viernes, eso significaba que mañana no habría clases y podría descansar aunque sea un poco. También significaba que tendría que ir a la lavandería, por suerte lo tenía muy cerca de mi pequeño apartamento, por lo que sólo debía cargar mi bolso poco tiempo. Estaba haciendo una pequeña lista mental y tratando de recordar si no hacían falta víveres en casa, pero sólo lo hacía para evitar el aburrimiento ya que tenía la lista anotada en mi celular.
La mayoría de las ocasiones estoy sola por la tarde ya que la señora no puede estar aquí todo el tiempo, ella se encarga de atender su negocio durante las mañanas, mientras yo estoy estudiando y ya por la tarde-noche soy yo quien trabaja, pero este día estaba acompañándome su nieta, Mary.
No es como si fuera su obligación pero supongo que viene conmigo porque está aburrida en su casa.
—Entonces, ¿Qué cuentas? —preguntó Mary levantándose de su asiento.
—Pues no sé —dije riendo, no quise ser esquiva pero realmente no había ocurrido nada.
—¿Cómo que no sabes? Siempre hay alguna noticia suculenta por ahí escondida, cuéntame, ¿Ya has encontrado galán? —se acercó a mí levantando las cejas mientras decía "galán".
—Ahh pues no, no. Todos los chicos que conozco son unos cabronazos, tal vez si fuera más tonta saldría con algunos de ellos —recordé a las chicas ilusas de este vecindario quienes creían fervientemente en las mentiras de esos tipos.
—Bueno en eso tienes razón, es tan difícil encontrar a alguien decente, los que lo son ya tienen parejas o soy gays —dijo suspirando y yendo hacia fuera—. Sabes, creo que deberíamos mudarnos de aquí, tú y yo, irnos a España, allá sí que hay chicos que valen la pena.
—¿España? Pero, ¡si vivimos en España! —le recordé riendo—. Además ¿Quién nos afirma que en un país distinto TODOS los chicos valdrán realmente la pena? Creo que aquí hay, sólo que, hay que esperar nuestro turno.
—¿Turno? ¿Acaso es una rifa o algo parecido? —respondió riendo a la vez que volvía a entrar—. Ya me cansé de esperar tía, yo me voy de aquí.
—Joder pero si apenas tienes 18 años y yo un año más que tú, ¿Qué podemos hacer con eso? Yo tengo que trabajar para pagar mis estudios—. dije suspirando.
—Bueno, tú si la tienes distinta —tomó su bolso después de ver la hora en el reloj—. Entonces tendremos que esperar, bueno tía me voy que tengo que ayudar a mi madre con la cena, nos vemos.
—Hasta luego —me despedí de ella.
Siempre he creído que vale la pena esperar que perder el tiempo con cualquier tonto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.