Experimento 38

Capítulo 2. El bosque

Me encontraba en la cafetería junto a mis compañeros, cuando a mis espaldas se acercaron los soldados de ayer, mis compañeros se pusieron a la defensiva por el odio que había entre humanos y androides. Estos se relajaron al saber que solo venían a agradecer mi intervención en el mercadillo, acepté su gratitud y me levanté para limpiar los platos e irme al entrenamiento.

Una vez en la sala de entrenamiento de mi escuadrón, el capitán me llama para informarme de la misión que me tocaría hacer: colarme en la oficina de un alto cargo y buscar unos documentos que podrían colocarlo en la lista de traidores de la ciudad. Realmente no era un trabajo difícil, siempre preferí hacer misiones de espionaje a ser guardaespaldas. El capitán me dio una palmada en la espalda y nos unimos al resto del grupo. Cuando estábamos acabando las vueltas de calentamiento apareció otro pelotón, para ser más precisos uno totalmente de humanos con el orgullo muy alto. Empezaron a molestarnos y a interrumpir nuestro calentamiento, a lo que el capitán del equipo inició una pelea con el otro. Al final aceptaron empezar una competencia para averiguar cuál era el mejor pelotón en el entrenamiento. Hicimos desde carreras de obstáculos a peleas por equipos, pasando por apnea, carreras en motos y coches etc. Realmente estábamos bastante a la par en casi todos ellos, excepto en las peleas.

Eran unos combates al estilo libre, no había reglas así como en la vida real, podíamos usar cosas que encontrásemos cerca y conseguir una ventaja, solamente teníamos prohibido matar. Mi combate fue junto al capitán de compañero, contra el capitán y el mejor soldado del contrario. Empezamos los cuatro a la defensiva, esperando a que alguien diese el primer golpe, que fue iniciado por el soldado, lo bloqueé rápidamente con la mano y con la otra le acerté un puñetazo en el pómulo. Su capitán corrió a atacarme, pero le di una patada al soldado para tirarlo al suelo y poder defenderme. Mi capitán también comenzó a atacar al contrario, era un baile de golpes que iban y venían desde todas direcciones. El otro soldado en algún momento se levantó y en silencio intentó atacarme por la espalda, pero lo esquivé quitándome del camino y acabó en medio de la pelea de los capitanes recibiendo él los golpes y quedando noqueado. Se podría decir que se convirtió en un saco de boxeo. Solo quedaba su capitán, aunque ambos estaban cansados yo realmente apenas había hecho nada, pero tampoco tenía intenciones de convertirme en otro saco poniéndome en medio de ellos dos, solo esperaría a que alguien fuese derribado y entonces atacaría. No hizo falta, ya que el noqueado fue el equipo contrario. Todos los presentes estaban sorprendidos al saber que ambos estábamos en pie, yo por usar una buena defensa e inteligencia y mi capitán por su gran fuerza bruta y experiencia.

Resultó ser que el capitán del equipo había sido un ex militar antes de que se crease esta ciudad, por lo que su experiencia en combate era mucho mayor que la del capitán del otro equipo. Mi experiencia en combate también era muy superior a las del resto, ya que al ser un androide tenía mil combates calculados en mi cerebro, aun así el otro pelotón dio bastante pelea en el resto de combates. Tal y como esperábamos, nuestro equipo fue el ganador de la competencia y no les quedó de otra que aceptar su derrota. También gracias a esa competencia había despertado el interés y admiración de varios soldados de aquel pelotón y nos pidieron volver a entrenar juntos en el futuro, cosa que aceptamos alegremente.

El entrenamiento terminó, pero yo aproveche algo de tiempo libre que tenía para seguir corriendo, ya no en la sala de entrenamiento sino en un bosque que había en una de las esquinas del distrito. Correr por allí me ayudaba a poner la mente en blanco, además de que correr en suelo liso no era lo mismo que correr por un bosque con relieve, piedras, ramas etc. En un momento volví a mis sentidos al escuchar a otra persona corriendo por allí, me acerqué al origen del ruido y resultó ser mi capitán, el cual también se sorprendió al verme.

—Soldado Evelyn, ¿todavía estás corriendo?, el entrenamiento terminó hace una hora.— Dijo alegre, al parecer la victoria anterior lo puso de buen humor. —Necesitaba relajarme, y este bosque me ayuda a lograrlo capitán.— fui sincera, él siguió riendo lo cual me ponía nerviosa.

—veo que aunque somos de razas distintas seguimos necesitando liberar estrés, nunca había visto un androide tan humano como tú— Me incomodaba que dijese eso, sobre todo si el semblante alegre de su cara no cambiaba. — Bueno, recuerde que soy conocida como «el androide perfecto».— Intentaba quitarle importancia a la conversación, no sabía lo que estaba dando a entender el capitán, pero me ponía muy nerviosa seguir hablando de ello.-Cierto, a veces se me olvida que eres un androide sabes?, además, fuera del entrenamiento o de misiones puedes llamarme Frank.— Me dio la mano y la acepté asintiendo su invitación a llamarlo por su nombre. Estuvimos corriendo juntos por un rato, al final me despedí de él y me dirigí a mi cuarto para ducharme y poder descansar, antes de lograr salir del bosque vi en una rama una pequeña cinta Azul desgastada y vieja, los dolores de cabeza regresaron junto a otra escena.

Otra vez esa niña corriendo, esta vez parecía más alta y estaba acompañada de otra muy parecida, posiblemente fuesen hermanas o familia. Se las veía hablando de algo que no lograba entender, como si fuese un idioma diferente, y ambas se quitaban la cinta del pelo y la ataban a las ramas de un árbol.

La cinta del árbol era la misma que estaba en esa escena, pero era la cinta que colocaba la otra chica, no había rastro de la cinta que colocaba "Evelyn". Fui más rápido a mi cuarto e intenté olvidarme de todo. No vi necesario volver a molestar en el laboratorio, seguramente me dirían que no era nada, así que solo sería gastar el tiempo paseándome.