Prólogo

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— ¿Por qué...?

Es muy hermoso ver a las bailarinas expresar sus emociones a través de la danza. En el ballet clásico esto siempre se realiza con los pasos y la mímica, lo cual transforma un baile normal en uno capaz de contar una historia de forma muda. Pero esto se rompe en el ballet moderno, uno donde ya no solo está presente la melodía, sino también la letra acompañada de pasos derivados de su antecesor junto a una nueva mímica creada específicamente para ello. Todo eso convertía al ballet moderno en una vanguardia muy controversial.

A Cosette le encantaba presenciar los ensayos del grupo de ballet moderno, aunque sabía mejor que nadie, que aquello era muy mal visto por las personas. Pero no podía evitarlo, se había enamorado de la expresividad extrema de esa danza, le encantaba ver a los bailarines referirse al público mientras seguían atrapados en su cuento y sin duda adoraba como cualquiera de ellos era capaz de demostrar el sentimiento con su mirada, amaba todo aquello, tanto que la bailarina clásica caía hipnotizada.  

Estaré bien, estoy bien

No me duele nada solo por ti

mientras tú seas feliz, yo también seré

Estaré bien, estoy bien

Soy la torpe que cae muchas veces

de un circo provengo yo

Una pobre Pierrot...



— Tú de todas las personas...


Tal vez, el único error que cometió Cosette en su vida de bailarina fue quedarse a ver el ensayo completo del grupo de baile moderno. Su salida normal del teatro era a las siete de la noche, sin embargo ese día salió dos horas más tarde, era de suponer que el autobús no llegaría a recogerla, su única salida era el metro, que por suerte, trabajaba hasta las diez de la noche.


— ¿Piensas que cambiará algo?


Este día estuvo lleno de sorpresas, primero, las prácticas se hicieron más difíciles porque el teatro competiría en un concurso internacional, segundo; los vestidores sufrieron daños por la tubería rota de ayer y, tercero; los trajes nuevos que se habían encargado para el concurso no llegarían hasta la mañana del espectáculo, lo cual dificulto los últimos ensayos. Todo eso había hecho que Cosette se preocupara por su rendimiento, un fallo en escenario podría ser fatal para su vida, sin duda el ballet era su mismísima existencia. Ya habían pasado 19 años desde que empezó a bailar y aún sentía miedo por estar en las presentaciones, en verdad, aún era la pequeña y desconfiada niña de antes, solo había cambiado su apariencia.

— ¿Nieve...? — pequeños copos caían a su alrededor, estaba tan sumergida en sus pesares que no se dio cuenta de la repentina nevada

Si, ese día estaba lleno de sorpresas. Según el clima en Rusia las nevadas solo llegaban en noviembre y duraban hasta marzo. Claro, no significaba que no hubiera una que otra en destiempo, pero resultaba raro que fuese en agosto.

 Una ventisca nocturna, describirlo lo hace parecer hermoso, sin embargo, nadie estaría tan loco como para quedarse en medio de una. El frío era terrible y el viento abrumador, lo único bueno era que Cosette traía puesto su habitual saco rojo.

¡Vuela mariposa! ¡Vuela!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora