THIRTEEN

8.8K 509 27
                                    

El miedo la acumula dentro del baño.
Escuchaba a los hombres discutir.

— No te le voy a vender! — gritó el rubio ya frustrado— aunque me ofrezcas millones no te la voy a vender!—

— Estas cometiendo un grave error de nuevo, Vincent. ¿Te vas a dejar manipular por una mujer?

— no es eso... Además¿para que la quieres? ¿Para dejarla en uno de tus prostíbulos y subastarla como si fuera un objeto?—

La risa el moreno resaltó en la habitación.

— no voy a sacarte de mi casa, porque eres mi amigo, pero a ella la pondré en una de las habitaciones del sótano—

— ¿para que?—

— Mañana llegan Noriega y Hossler, si ven que aún no la has... —pensó antes de decirlo — matado, lo harán ellos—

—Hossler la vio y no la mató— dijo el rubio con ironía—

—una mujer puede dañarte los negocios, tú mejor que nadie lo
sabe— dijo para salir de la
habitación—

Kio tenía razón.
No podía tener distracciones y mucho momentos tomarle importancia a algo irrelevante.

—Ya puedes salir—

—en un momento— recibió la contestación de ella—

A los minutos salió con la mirada apenada.

—¿que te pasa? — preguntó el rubio—

—¿me vas a matar? — su pregunta lo dejó dudoso— ¿me harán daño?—

— Antes de joderte, me tienen que Joder a mi— 

T/N se sorprendió por su respuesta.
Ella comenzaba a confiar en el.

Se acercó a el y lo abrazó.
El rubio se sorprendió pero aceptó el abrazo.

La oscuridad inundaba la habitación. Las cortinas permanecían cerradas evitando que entrara cualquier pizca de la luna llena.

Cada uno se encontraba en su lado.

T/N se encontraba en un profundo sueño mientras que Vinnie miraba el techo.

- "¿Que mierda voy a hacer?"- se preguntó a si mismo restregando su rostro.

Era la primera ve que dudaba en llevar a una mujer a las habitaciones de abajo. No le preocupaba Hossler sino Noriega. Un hombre que al ojo de una mujer sería guapo, incluso perfecto, pero con un asqueroso corazón.

La chica se volteó dándole la espalda a el Rubio dando una encantadora vista de trasero.

El rubio apretó sus labios y desvió la mirada. Debía controlarse.

Después de mucho tiempo le había llamado la atención una mujer, no cualquiera sino una de sus secuestradas. 

Se movía impaciente, no sabía que hacer. Maldecía hasta no poder, por haberse fijado en otra mujer.

"Las mujeres solo traen problemas"

Recordó las palabras de su padre junto las de Kio.

"Una mujer puede dañarte los negocios, tu mejor que nadie lo sabes"

Maldijo sentados en la cama.

Sintió como la mano tibio de la chica que estaba acabando con su cordura acariciara su espalda.

Respiró hondo y la miró sobre hombros.

— Perdón por haberte despertado, preciosa—

En vez de una ahora eran dos manos tibias que acariciaba su espalda.

— ¿está todo bien? — preguntó llevando las manos al cuello del rubio dando leves apretones —

El rubio se estremeció sintiéndose relajado.

El asintió.

— Ahora está mejor...— sonrío y dejó que ella siguiera acariciando su espalda y dando una ligera masaje placentero—

Secuestrada (V-H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora