Oh Oh My Love

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Andy tenía la determinación en la mirada, feroces ojos azules que aparecían cada que se proponía algo, desde pequeña había sido así, ojos y meta fijos, incluso cuando comenzó a usar lentes de sol en todo momento, por cualquier razón de moda que estuviera actualmente y que ella aseguraba que él no entendía, podía ver en la forma que curvaba las cejas, o las pausas mas alargadas de lo usual en las que pestañaba con esa ráfaga multicolor que llamaba pestañas.

Pero las ultimas semanas algo se había apagado, sus lentes favoritos de Luna Lovegood de la película "vintage" de Harry Potter habían sido sustituidos por sus lentes graduados, olvidando sus lentes de contacto, ni siquiera eran los bonitos de orejas de gato que le habían regalado en su cumpleaños, eran los viejos con los soportes mordisqueados y un armazón realmente anticuado, incluso para él. La ferocidad en su mirada había sido sustituida por tristeza, llevándose con sigo el maquillaje trabajado, los peinados pulcros, el brillo de su piel y las respuestas sarcásticas, lo único colorido en ella ahora eran esas costosas pestañas multicolor que le habían financiado por ganar aquel concurso académico.

A Blaine se le rompía el corazón de verla así, sentada en el pasto des con la mirada perdida entre las hojas del sauce entre las que hace tiempo bailaba, sin ninguna preocupación más que no torcerse un tobillo por la cantidad de vueltas descuidadas que daba.

—¿Puedo sentarme? —pregunto Blaine, Andy solo asintió levemente. Con un tambaleo torpe y ligeramente doloroso se dejo caer junto a ella. —¿Cómo te sientes?

—Cansada. —susurro suavemente. —y abrumada, todos son muy amables, demasiado. Creo que Abu va a llorar a cada segundo.

—Sí, a veces lo parece. —asintió pesadamente. —Le trae recuerdos. Pero es muy fuerte, igual que tu ¿sabes?

—No estoy tan segura de eso. —murmuro ella mientras giraba la cabeza.

—¿Que te parece si te cuento una historia? —ofreció Blaine con una sonrisa. —Mi madre siempre decía que no había nada que la hiciera sentir más renovada que una buena historia.

—¿Tiene dragones o princesas en ella? —quiso saber Andy, con burla más que interés.

—Mejor. —ella levanto una ceja con curiosidad. —Cosas ilegales, explosiones de auto y todo es real.

—De acuerdo, me tienes. —dijo mientras se deslizaba sobre el regazo de Blaine.

Blaine enredo los dedos en la las trenzas de estambre de Andy y comenzó a recordar la historia en cuestión, teniendo una sonrisa en el rostro inconscientemente.

Yo, yo, cuando era más joven

Yo, yo, debería haberlo sabido mejor

Y no puedo sentir ningún remordimiento

Y no sientes nada de vuelta

Todo comenzó un otoño cuando era más joven. Tendría dieciséis por ese entonces. Estudiaba en un internado, ¿sabes? no uno de esos que aparecen en las series de televisión clasistas que te hacen odiar tu vida, este era lindo pero estricto.

Los edificios eran elegantes y las clases pesadas, compartía un dormitorio con un chico del que no me acuerdo, él no estaba mucho en el cuarto más que para dormir por lo que lo conocía poco, no es que me molestara, podía tener a mi novio en mi habitación sin que estuviera molestando, cosa que no pasaba en la suya, con su compañero idiota.

¿Te he contado de mi primer novio? El era muy lindo, ojos vibrantes, sonrisa suave y fácil, un sentido de la estética casi absurdo de lo bueno que era, una voz maravillosa y unos dedos muy hábiles con todo lo que tocara.

The Warblers (OneShot's Glee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora