"La normalidad no es para nuestra familia" —26 años.
—Valentina, el chaleco.
—Sólo es un detalle.
—El chaleco, Carvajal—mascullé entre dientes, bajito para que nadie oyera más que ella. Se lo puso y lo terminó por acomodar de todas formas y me fulminó con la mirada.
En esos momentos, ni su más amenazadora cara podría asustarme, los nervios eran más grandes.
—¿La pareja Carvajal? —oímos de pronto, al final del pasillo.
Una mujer de cabello gris y totalmente recogido, hasta el punto de estirarle la cara, nos indicó que pasáramos al despacho de la directora.
Valentina se colocó de pie primero, y extendió su mano para que hiciera lo mismo. La diferencia, es que mis rodillas temblaban de una manera que nunca antes había visto, y las náuseas que sentía me impedían mover un solo músculo.
—Juls, es hora —susurró Valentina, con la mirada brillante y emocionada.
Sostuve su mano, lo hice por ella y por mí, por ambas y por nuestro futuro.
En cuanto la toqué, ella comenzó a acariciar mis dedos con los suyos. Hace tiempo que no hacía eso, y su roce me tranquilizó lo suficiente para caminar hasta el final del pasillo.
Entramos, y la misma mujer nos esperaba detrás del escritorio. Ella decidiría todo, era nuestra última esperanza.
—¿Valentina y Juliana Carvajal? —asentimos.
—Tomen asiento, por favor.
Nos sentamos, y de inmediato, la mujer clavó su dura e impenetrable mirada en nosotras.
—Valentina... profesora en una escuela pública... Juliana... mesera —me mordí el labio, dicho así, nuestra vida parecía carecer de muchas cosas, cuando en realidad, era que no nos faltaba nada gracias a mis padres, aunque claro, faltaba la guinda del pastel y está mujer era quién nos diría si podríamos comer o no.
—¿Se sienten preparadas para ser madres?
Valentina tragó saliva y con la voz ronca, pero segura, dijo:
—Desde hace más de un año —la directora nos miró con suspicacia y sonrió de medio lado.
Era extraño para un rostro como el suyo.
Comenzó a revisar unos papeles, leyó otras cosas, y finalmente cerró la carpeta en la cual se encontraba todo el informe que nos hicieron durante un año para verificar si fuéramos buenas madres o no.
—Bueno, todo luce en orden, los papeles están al día y han hecho todos los trámites... ¿Quieren ver a su hija ahora?
Solté un grito ahogado de la emoción, Valentina tuvo que sostenerme para no caer desmayada de la silla.
—¿A-a-ahora? —murmuré, casi sin creerlo.
—A eso han venido, ¿no? Vamos, les presentaré a Hanna Carvajal—me prometí no llorar, y no lo hice.
Pero no pude ocultar toda la emoción que sentía de saber que en unos minutos vería a mi hija.
Mi hija.
Cruzamos todo el hogar de protección de menores.
Habíamos acordado con Valentina, adoptar a quién más lo necesitase.
En sí, todos los niños de los orfanatos se merecían lo mejor, pero el hogar de protección de menores apareció de la nada, como si supiera de nuestros planes.
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Marry me | ✓
Romance˗ˏˋ 𝐉𝐔𝐋𝐈𝐀𝐍𝐓𝐈𝐍𝐀 ˎˊ- 𝐌𝐌| ❝ -Y por todo el cariño que te tenemos, Valentina -dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión -queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nue...