Jalec Un amor secreto en la luz

Capítulo 22: La venganza de Alec II

Aqui les traigo un nuevo capítulo que lo disfruten perdon por la tardanza.

Malaquías prácticamente brilló cuando él y Jace se encontraron de nuevo. Jace flexionó con fuerza los músculos de su espalda para poder relajarlos después, para parecer a gusto con la situación. Necesitaba mantener la calma y no golpear a Malaquías aquí y ahora. O matarlo.

Alec se paró unos pasos detrás de él, su cabeza se inclinó respetuosamente, pero sus ojos brillaron de odio cuando escuchó la voz de Malaquías. Pero se quedó inmóvil con la mirada fija en el suelo. Podría ser un buen esclavo un par de veces más, antes de tener la posibilidad de mostrarle a Malaquías quién era. Quien siempre había sido. Todo su cuerpo todavía estaba hormigueando con las poderosas runas glamurosas que Jace le había aplicado para enmascarar su runa Parabatai y su runa enkeli.

"¡Malaquías! Qué placer verte de nuevo", dijo Jace, con la voz goteando de sarcasmo helado, pero estaba seguro de que Malaquías no lo captó. Malaquías nunca había sido realmente bueno leyendo entre líneas.

Jonathan! El placer es todo mío. Y gracias por prestarme su esclavo. Mi último esclavo tuvo un, hm, percance, así que no está apto para trabajar en mi gran fiesta de mañana. Y como este ya está acostumbrado al flujo en mi casa, pensé que sería el reemplazo adecuado", dijo Malachi con una sonrisa falsa.

La mentira sobre su antiguo esclavo salió más fácilmente de su lengua. De hecho, Malachi lo había planeado durante mucho tiempo. Necesitaba saber por qué Jace estaba tan obsesionado con Alec. ¡Tenía que saberlo! Apenas podía ocultar su emoción de tener pronto a Alec a su merced de nuevo. Descubriría lo que Jace había obtenido de él que él nunca había obtenido. Nadie lo negó; ¡nadie se atrevió a negarle nada a Malachi y el pequeño monstruo primogénito de Maryse no sería el primero!

Y viniste tú mismo a recogerlo. Que honor. Esperaba a uno de tus subordinados —respondió Jace con un sarcasmo apenas oculto.

Jace se encontró con la mirada de Malachi de manera uniforme, aunque por dentro su sangre hervía de rabia. Tenía plena fe en Alec de que sería capaz de matar a Malachi, pero todavía odiaba lo que inevitablemente sucedería antes de eso.

"Pero como te dije, Malachi. Solo para servir a tus invitados en la fiesta. Si se requieren medidas disciplinarias, entonces no hay cicatrices o marcas permanentes," advirtió Jace, sus ojos se iluminan dorados ante la sola idea de Alec herido. "¡Sin sexo! En lo absoluto no quiero que nadie lo toque, no quiero que nadie lo tenga, él es mío mi propiedad y si me entero Malachi que me has desobedecido no sabes de lo que soy capaz quedo claro".

Era difícil para Jace mantener su voz bajo control ahora, el desdén estaba tan cerca de la superficie que Jace temía que incluso Malachi lo sintiera.

La sonrisa de Malachi se congeló, pero se mantuvo en su lugar ante las palabras de Jace. ¿Cómo se atreve ese niño a mandarle así? Era leal a Valentine, pero odiaba al chico arrogante que era su heredero. Siempre lo había odiado. Que él fue el elegido para seguir los pasos de Valentine. Por supuesto, nunca dejó que se mostraran sus verdaderos sentimientos, pues conocía demasiado bien los peligros. Pero habiendo visto a Jace interactuar con su antiguo esclavo, se había formado un plan para mostrarles a ambos que él no era alguien a quien despreciar.

La rabia por el hecho de que Alec se había atrevido a alejarse de él hace algún tiempo todavía era profunda. Malaquías odiaba que lo humillaran en público, y un esclavo que se atreviera a ir contra él era incluso más que eso. Fue una afrenta. Seguro, Jace le había dejado castigar a Alec después, pero con demasiada suavidad en su opinión. Y había visto la desgana. Entonces, no podía esperar para poner sus manos sobre Alec ahora. Sin cicatrices que pudiera manejar, había desarrollado muchas prácticas de tortura dolorosas que no dejaban marcas visibles. Y el sexo no era nada en lo que estuviera interesado de todos modos, aunque había esperado poder atar a Alec a una de sus mesas de ofrendas como el regalo principal en su fiesta mañana y verlo siendo usado por todos sus invitados.