05 Kill Somebody

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Después de cinco días manteniéndose completamente al margen -léase no hablar con Horan o ir a la zona de aislamiento- Louis se dio cuenta de que estaba siendo completamente inmaduro.

Era cierto.

Se había asustado de sobremanera cuando las palabras de Horan cayeron sobre sus oídos. Pero, ¿Cómo sabía el rubio que había estado en aislamiento alimentando a Harry? Solo los celadores tenían las llaves y la tarjeta de pase para bajar a aquella zona. Estaba claro el por qué.

El corazón de Louis latía fuerte y sufría de sudores fríos solo por pensar que cualquiera de sus compañeros o el mismo Winston supiera que había roto una regla que venía del mismo director. Iba a perder su trabajo, tan solo llevaba all una semana pero obviamente lo iban a despedir.

Tendría que volver a su apartamento, vacío y frío, y trabajar en la cafetería sirviendo cafés calientes y pastas de mantequilla blandas y sin sabor.

Su madre deberá dejarle dinero para poder pagar el apartamento porque el sueldo de la cafetería no daba ni para la mitad de los gastos. Y Louis volvería a estar sin blanca y trabajando día y noche.

No, no podía volver aquello.

Pero iba a ser despedido en cualquier momento.

Si Horan o alguno de los celadores decía algo adiós a trabajar en Saint Mary por más tiempo.

──¿Louis?── Una mano pesada cayó sobre el tenso hombro de Louis haciendo que el chico se sobresaltara, la bandeja de desayunos que tenía entre sus manos tembló.

Louis se giró, su rostro pálido y con sudores fríos sobre la espalda.

──L-Liam... Me has asustado.── El enfermero dejó la bandeja de desayuno sobre una de las mesas y los pacientes se tomaron la libertad de tomar la fruta que había en ella.

Esa semana había optado por tomar el turno de mañanas, de nuevo. Por las noches no conseguía dormir debido al agobio por ser despedido entonces prefería trabajar por las mañanas. Así no debía quedarse en la cama todo el día.

Igualmente evitaba a toda costa mantener conversaciones con sus compañeros de trabajos. Estaba realmente obsesionado con ser descubierto.

Se sentía como un ladrón.

Lo peor eran las noches en las que unos ojos verdes profundos e intensos atravesaban su mente como dos dagas afiladas y dañinas.

Ni siquiera encontraba una explicación, ese paciente era igual que los demás.

Por supuesto.

──Te hemos notado un poco extraño estos días, ¿Ha pasado algo?── Tanto Liam como Louis se colocaron en una esquina del gran comedor, ambos apoyados en la pared. Podían ver a todos los pacientes desayunando con tranquilidad.

Louis llevó su mirada hasta el blanco suelo de baldosas. No podía decir nada así que solo esbozó una sonrisa fingida y alzó la mirada.

──Solo he estado durmiendo mal estos días, nada más. Supongo que se trata del periodo de adaptación.── Los ojos azules brillaron para darle más detalles a la actuación.

──Es normal, cuando yo comencé a trabajar aquí me pasé dos semanas sin dormir. Este lugar me ponía los pelos de punta.── La pequeña risa de Liam le dijo a Louis que su actuación había quedado perfecta y sin ningún error.

Pero al menos no se dio cuenta de una mirada azulada y ojerosa que lo observaban desde un lado del comedor.

──Sí... Este lugar es espeluznante...── Murmuró el de baja estatura. La conversación se tornó rápidamente. Liam empezó a hablar de las nuevas medidas de seguridad que había en el hospital, camisas de fuerza y tranquilizantes con altas probabilidades de ser mortales.

Según Liam muchos pacientes ya eran inmunes a la mayoría de paralizantes y tranquilizantes que recibían cuando sufrían una crisis nerviosa.

Louis se abstuvo a comentar algo, así parecería menos sospechoso. Si el doctor Winston se negaba a alimentar a uno de sus pacientes estaba claro que era capaz de cualquier cosa para mantener el orden y el control entre las paredes de Saint Mary.

Después de varios minutos escuchando a Payne hablando de distintos temas actuales como la política o las guerras en países sirios volvieron al trabajo recogiendo todo el comedor.

Después debían llevar a los pacientes a la sala de descanso donde estarían allí hasta la hora de comer. Algunos tenían terapias de grupo o en solitario.

Louis se encargó de llevar a unos cuantos pacientes hasta la sala de descanso. Nadie notó como consiguió escabullirse de llevar a Horan hasta la sala. Pero no fue capaz de librarse de hacer la guardia en la sala.

Estaba él solo y treinta pacientes en aquella habitación.

──He pintado el cielo rojo.── Dijo una paciente a Louis, ambos estaban en una mesa dibujando en folios. El ojiazul había dibujado unas cuantas flores en el papel mientras que la mujer, que aparentaba tener unos cincuenta años, hacía garabatos con el color rojo. Según ella era un monumento a Satan.

──Te ha quedado muy bien, Claire.── Louis sonrió hacia la paciente, lo importante era mostrar empatia y no hacerles sentir mal por sus patologías. Louis llevaba aquello a rajatabla.

Eran pacientes en un hospital psiquiátrico perdido en media de la nada, se merecían ser felices en su ignorancia.

──Claire.── Louis sintió un escalofrío al oír aquella voz, la nombrada alzó la mirada observando al rubio que estaba a un lado de ella. Una mirada amenazante se posó sobre ella── Fuera, tengo que hablar con Louis.

La mujer, sin decir nada, abandonó su asiento dejando el espacio vacío. Louis, sin embargo, no se atrevía a levantar la mirada de sus flores prolijas en el papel.

La mesa se movió un poco cuando Horan tomó asiento delante de Louis. Durante unos minutos hubo un silencio aterrador.

──Has logrado durante días evitarme, te felicito Louis.

Horan esperó a recibir alguna respuesta pero el enfermero mantenía su cabeza agachada. No apartaba su mirada del dibujo encima de la mesa.

──No has ido a aislamiento estos días.──Continuó hablando, en ese momento Louis sentía el sudor en su nuca. Lo iban a despedir, Horan hablaría y lo echarían a la calle── Está preocupado por ti.

Louis alzó la mirada después de que Niall hablara. ¿Quién está preocupado por él? ¿Sería el paciente de ojos verdes y mirada profunda?

──¿Q-quién?── Se atrevió a preguntar aún sabiendo que la respuesta lo dejaría completamente extrañado.

──Harry.

Resulta que treinta y seis se llamaba Harry. Era un bonito nombre.

Pero, ¿Cómo Horan sabía aquello? ¿Lo había descubierto de la misma manera en la que descubrió que Louis le había dado alimentos?

──Oh...── Louis se quedó sin palabras. Lo más probable es que todo fuera una mentira de Horan. No podía creer todo lo que decía un paciente en un hospital psiquiátrico.

──Cree que le tienes miedo.── Horan habló, con ese tono de voz tan frío y profundo que calaba los huesos de Louis.

Louis suspiró.

──M-me van a despedir, Horan.── La voz de Louis tembló. Estaba aceptando que en cualquier momento Winston llegaría y lo mandaría a la mierda por no cumplir las normas.

──Louis, yo no voy a decir nada, nadie va a decir nada.── La sonrisa que el rubio le dedicó era un poco psicótica. Pero aún le dio un poco de confianza al enfermero── Yo no puedo llevarle comida, Louis. Winston es muy inteligente. Pero tú sí que puedes.

──¿P-por qué debo hacerlo?

──Porque eres de las pocas personas aquí que si les importan los pacientes de Saint Mary.

muchas gracias por la espera y por ser tan buenxs lectorxs. <3

𝐀𝐋𝐓𝐄𝐑 𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora