Capítulo 08

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— Debería darte lecciones de cómo dejar de ser un idiota

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Debería darte lecciones de cómo dejar de ser un idiota.

Está es la tercera vez que me despierto en una cama que no es la mía y la primera vez que me despierto en una casa que no es la mía. He de admitir que la cama de esta habitación era muy cómoda, me gustaría quedarme durmiendo aquí todo el día pero una parte de mi sabía que no era mi cama y que no era mi casa, así que me desperté más temprano de lo usual, fui al baño, lave mis dientes y mi cara, salí de la habitación pero al parecer nadie estaba despierto, ni siquiera Nana.

Hice una mueca y me acerque a la cocina para preparar un poco de café.

¿Sería mucho abuso si me hago de desayunar? ¿Si Connor se molesta conmigo? ¿Y si Nana le dice al jefe de mi mamá que yo era una maleducado y termina despidiendo a mi mamá por mi culpa? Bueno, tal vez este exagerando.

Decidí que si haría el desayuno pero no solamente para mí, sino también para todos, de alguna manera debo agradecer la hospitalidad que me están dando, así que me puse manos a la obra.

Prepare huevos revueltos con tocinos y waffles, ensalada de frutas y jugo de naranja, también hice algunas galletas para que Annie llevará al colegio. Cuando termine de hacer todo y meter las galletas al horno, Nana entro a la cocina con su bata de dormir mientras se arreglaba el cabello y murmuraba algo sobre que se había quedado dormida y los niños tenían que comer, hasta que me vio y pego un pequeño grito.

— Jesús. — Dijo poniendo su mano en el pecho. — ¿Qué haces aquí?

— Hice el desayuno. — Señalé todo. — Y acabo de meter galletas en el horno, ¿Me ayuda a llevar todo esto al comedor?

— Hija, hacer el desayuno es mi trabajo no me quites mi trabajo.

— Solté una carcajada. — No le quiero quitar su trabajo, me desperté muy temprano y cocinar es algo que se hacer muy bien.

Nana me ayudó a poner todo en la mesa en ese momento Connor y Annie bajaron las escaleras ya con el uniforme ya puesto.

— Nana, hoy te luciste. — Dijo Connor mirando toda la mesa y ella negó.

— No mi niño, esto lo hizo la niña Maggie yo me quedé dormida. — Admitió apenada.

— No te preocupes, tienes que descansar ya te lo hemos dicho un millón de veces.

Connor cambiaba cuando hablaba con Nana, la trataba con mucho amor, con cariño y delicadeza, siempre la estaba abrazando y dándole besos en su frente. Se sentaron a comer, le pedí a Nana que también se sentará mientras yo iba a darme un baño y ponerme el uniforme.

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