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Narración del capítulo 21
Jayson no se sorprende para nada. Él me corresponde al beso con la misma intensidad y deseo, mordisqueando mis labios en el proceso.
Su gigante mano sube a mi mejilla izquierda, como si el hecho de que colocara ahí su mano le diera la oportunidad de saborear mejor los besos que no estamos impartiendo.
Cuando menos pienso, estoy recostada sobre los cojines del sillón y él está arriba rozando su nariz en mi cuello. Por otro lado, con cierta excitación y nerviosismo, me doy la tarea de desabrochar cada uno de sus botones de su camisa hasta dejar a la mira su insuperable torso. Con la yema de mis dedos acaricio su abdomen. La reacción de Jayson es soltar un quejido de placer, casi un gruñido.
En cuanto recupera la cordura que comienza a perder, vuelve a besar mis labios, solo que esta vez, sus dedos desabotonan la blusa de seda que cubre mi pecho. Al dejarme al descubierto, detiene los besos y me ve con lujuria. Es imposible no percibir las mariposas locas que revolotean en mi estomago.
Con su dedo toca mi labio inferior y lo desciende lentamente desde mi barbilla, a mi cuello, hasta uno de mis senos. Ahí se detiene y le da un leve círculo al contorno, sacándome un gemido pequeño.
—Es muy tarde para detener lo que ha empezado, mamacita.
—Lo sé— suspiro.
—Dime, Lea— pega su frente a la mía—, dime que me detenga y lo haré.
Detente Jayson.
Eso es lo que debo de decir, porque lo que hacemos está mal. Nos traerá problemas, muchos dolores de cabeza y quizá arrepentimiento. La calentura es placentera, pero una mierda cuando sabes que habrá repercusiones después.
Pienso en la regla de mi papá: '' mantente lejos de Jayson Thomas ". ¿Cómo quiere que lo haga cuando me tiene vuelta loca por fuera y por dentro? ? Día y noche pienso en él. En las noches sueño en nosotros dos haciendo todo menos hablar. En los días sueño con nosotros dos siendo una pareja, sin importar la opinión de los demás, sin importar la diferencia de edad, sin importar las prohibiciones de mi padre.
Así que no lo voy a detener. No me voy a detener. No nos vamos a detener.
—No— jadeo con cierta desesperación—, quiero esto.
Jayson aparta su frente y, al abrir sus ojos, veo como se ensombrecen.
—¿Quieres esto, eh? — su mano desciende a mi pierna para rozar la yema de sus dedos y dar un pequeño apretón.
