Con mi sangre

Promesas que no prometo

Llevo cargando en mi pecho
El recuerdo del día en que plantaste tu mirada
En mi boca.
Podría jurar que vi crecer las flores en mi jardín.

Tengo,
desde la primera vez que miré tu rostro,
Una promesa en mis labios
Que dice: "aquí vas a morir".

Me siento atrapada en un laberinto,
Donde la única salida es una puerta custodiada
Por ti.
-Y yo sigo tratando (inútilmente) de ir en tu contra-.

Y es que aún sigo pensando
que mereces más de lo que yo podría darte;
Que mis manos solo sostienen un puñado de arena
Y tú tendrías que tener playas enteras.

¿Puedes oírlo?

Estas palabras están vivas,
Sé que escuchas latir su corazón.

Te pertenecen.

¿No lo has notado?

Cada letra lleva tu nombre,
Libres como son,
Las condena la oración con que te invoco.

Y apareces tú, tan valiente,
Viéndome a los ojos antes de ir como Judas
A besarme y partir,
Sabiendo bien que podría morir
cuando tu espalda me diga ese adiós
que no te atreves a decir.

A ti,
Que me enseñaste a usar mis alas
Para descubrir que los pájaros
No tienen dueño.

Te entrego mi libertad,
Tiene el sabor de tus besos.

Sálvate de mí
Y vuela muy lejos.

Que no puedo prometer
No dolerte con cada recuerdo.

Prometo no volver,
Pero no te sorprendas demasiado
Si no cumplo con eso.

Prometo que cada vez que escuches mi voz
Te atragantarás con tus palabras.

Prometo olvidarme de tu nombre,
Para que cuando lo escuche en boca de otros
No se estremezca mi pecho.

Quiero soplarte
como a las velas de un pastel
Y que te me concedas
Como mi último deseo.

Ven
Que quiero contarte una historia
Con la voz de los sueños.

Tengo aquí guardados mil desvelos
En la música de los reencuentros.

Prometo abrirte la puerta
Si decides que hoy es el momento.