Amor a escondidas [PAUSADA]

Capítulo 6

Capítulo dedicado a marianx47

Madison Murphy

Salgo de mi casa con el pequeño bolso en mano. Sonrío cuando veo a Leo esperándome en el auto y no en la motocicleta. De pequeña había tenido un pequeño accidente con una —cabe destacar que no fue nada grave—, después de eso no quise volver a subirme en una, hasta ese día.

Y aunque me transmitió confianza, no es algo que quisiera volver a repetir.

Abro la puerta del copiloto y sonríe achinando sus ojitos.

—Hola, Leo —lo saludo y dejo un suave beso en su mejilla.

—Hola, Mad.

—Hoy sí traes el auto —digo mientras me pongo el cinturón.

—Dijiste que te da miedo la motocicleta.

Me gusta que preste atención.

A mí igual.

—¿Puedo preguntar por qué?

—De niña había tenido un accidente, no fue nada grave, pero no me quedaron ganar de volver a subirme en una.

—Entiendo.

—Ujum —asiento—, ¿a dónde vamos?

—Es sorpresa —dice con su mirada al frente.

Me quedo observándolo; su cabello está desordenado, va tarareando una canción que no logro descifrar. Las ventanas van abiertas y descansa su brazo sobre la misma, mientras que su otra mano va sobre el volante.

Empiezo a jugar con mis dedos nerviosa. El sol ya se empieza a esconder y el cielo está teñido de un color anaranjado. Y recordé automáticamente aquella tarde-noche donde fuimos a la cabaña de sus padres y le confesé mis sentimientos. ¿De verdad había confesado mis sentimientos? ¿De dónde carajos saqué la valentía para decirle que vivía enamorada de él desde hace años?

Y aunque tal vez a él nunca se lo llegue a decir, obtuvo mi atención desde el día en el que se presentó ante toda la clase en nuestro primer año. Desde que lo había pillado observándome —según él— disimuladamente. Claro, siempre pensé que una relación con él sería imposible, por eso vivía enamorada en secreto, porque vamos ¿a quién debo engañar? Es Leonardo Palmer, el maldito chico que pertenece al equipo de baloncesto del colegio, el maldito chico del que la gran mayoría de chicas, viven enamoradas. Y teniendo en cuenta eso, ¿qué probabilidad había de que Leo y yo, llegáramos a algo un poco más formal? Ninguna, ¿cierto? Las probabilidades eran casi nulas. Peerooo, aquí estoy, yendo a quién sabe dónde, junto a él.

Y probablemente, se convierta en una de las personas más importantes en mi vida.

Vuelvo a ver a Leo de nuevo y me quedo como una idiota, es que ¿cómo puede ser que un simple mortal como todos los demás sea tan perfecto? Literalmente, sin ninguna intención de mentir, su rostro parece tallado por los mismísimos dioses.

—¿Disfrutas de la vista? Cuidado, se te pueden salir las babas —dice, y echa una leve risilla.

—¿Q-qué? —siento como mi cara toma el color rojo automáticamente y deseo ser pequeñita para esconderme bajo el asiento. Tal vez ser una hormiga funcionaría. Nah, no creo, tal vez duraría menos de cinco minutos viva.

Pobres hormigas, aunque...

¿Las hormigas se podrán enamorar?

¿Las hormigas tendrán sentimientos?