Tres largos meses transcurrieron desde aquel accidente. Accidente que dio por resultado el nacimiento, algo, prematuro de su bebé. El cual a pesar de estar en una incubadora todo un mes, nunca estuvo solo. Le reconfortaba saber que, siempre, su hijo estuvo en compañía de sus seres queridos; quienes estuvieron esperando atentos su recuperación.
Bueno, la recuperación de ambos.
Aunque si bien el accidente afectó considerablemente sus vidas, no fue tan grave como para dejar secuelas. Y gracias al cielo, en poco tiempo estuvieron completamente mejorados. Así que, dado de alta en el hospital, se dirigía a la residencia de los Fushiguro donde le esperaba una sorpresa. Salió de la institución y a paso tranquilo, comenzó su camino. No deseaba irse en transporte, aun si Megumi le recomendó hacerlo. Quería contemplar y mostrar esa enorme ciudad a su pequeño.
Además, necesitaba reflexionar un poco.
Observaba atento a su hijo, mientras hablaba con él, dando por hecho que el niño entendía cada palabra que salía de su boca. Desde que había visto a Yorou por primera vez, despertó una curiosidad enorme en su interior. No podía apartarle la mirada de encima al pequeño y comprendía perfectamente el porque.
Aunque, tenía dos teorías rondando su mente.
«O su hijo era demasiado hermoso que no podía dejar de contemplarlo, o simplemente se debía a que era la copia exacta de Satoru Gojou» Pensó
Su pecho dolió al recordarlo, a su primer amor y el padre de su hijo. Al que por mucho que quisiera odiar y enterrar tres metros bajo tierra, no podía hacerlo. Satoru significó tanto en su vida que le sería imposible poder borrarlo completamente de su vida. Además, siempre se considero el tipo de persona que, a pesar de todo el dolor, sufrimiento o decepción que alguien le haya provocado; siempre mantendría la mejor versión de esa persona ante él y no por falta de dignidad o autoestima, por el contrario, era orgulloso a su manera, pero también sabía reconocer todo lo que una persona pudo hacer por su bien.
Como es el caso de su padre, y el de Satoru.
Por otra parte, se negaba a odiar a Gojou, porque en el fondo sentía como si estuviese odiando a su propio hijo y eso jamás se lo perdonaría. Puesto que, después de todo, el niño era el más ajeno a los problemas que tuvieran sus padres. Y debía ser consciente que una cosa no se relacionaba con otra. Bajó su mirada de aquellos edificios magnates de la ciudad, para dirigirla a Yorou, quien se limitaba a verlo y sonreír juguetón al notar su atención. El pequeño de cabellos blancos estiraba sus brazos en dirección a Yuuji para que lo cargara, pues se había aburrido de estar en la carriola todo este tiempo.
Reía gozoso cuando las personas se acercaban a ver a su bebé y este los recibía con un gesto de pocos amigos, pero al hacer contacto con él era un algodoncito de caramelo. Entre tanta distracción y la compañía de Yorou, no había notado que ya estaban en su destino. Se sentó un momento en una de las bancas ubicadas en el jardín de la mansión y respiró profundo. Hizo una mueca de dolor al sentir sus pies rendidos por la larga caminata.
Ya descansado, se levantó, empujó de la carriola y tocó el timbre de la casa. La puerta fue abierta, sin embargo, no veía a la persona que lo hizo, extrañado se adentró a la morada notando como colgaban del techo globos con serpentinas de colores lila y dorado. Avanzó hasta la sala para ser sorprendido por sus amigos quienes le dieron la bienvenida. Atisbo su alrededor para notar la decoración de todo el lugar, los detalles con temática de bebé, postres, comida y los regalos que estaban organizados por tamaño en una caja que decía: 'De nuestros corazones para ti, bienvenido a la familia'.
— Habíamos planeado hacer un Baby Shower, pero por desgracia ocurrió el incidente - se adelantó Megumi a decir - No obstante, todo ya estaba listo y sería una pena votarlo todo, ¿No crees? - mencionó para acercarse a darle un abrazo
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Baby Counterattack - Goyuu [Resubiendo]
FanficEl destino y la maldad se encargaron de separarlos, sin embargo, entre ellos había un lazo imposible de romper, un lazo del que no estaban enterados. Itadori a sus 19 años experimentará la dicha de ser padre, y hará todo lo que esté en sus manos par...