Capítulo 20

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BUENO, ÉSTE CAPÍTULO ES UN POCO CORTO Y NO TIENE NADA REVELANTE. ES UN POCO DE RELLENO, PERO EN EL SIGUEINTE HABRÁ MAS ACCIÓN. EL SIGUIENTE POSGUSTARA A TODOS Y TODAS. 

PD: EL DE LA FOTO ES ELÍAS. ;) 

Capítulo 20

(Narra Luca)

Pasaron un par de días desde que Luca ingresó al hospital y, desde entonces, Noel iba a visitarlo por lo menos unos minutos cada día para ver si seguía vivo. No había vuelto a ver a Marc, poco después de llegar Noel se fue y no volvió a pasar por su habitación. Ni siquiera se despidió de él y, muy a su pesar, le molestó bastante ese hecho. Las horas pasaban lentamente, muy lentamente. El reloj de la pared se había congelado esa misma mañana, y las agujas dejaron de rotar, literalmente. Las sábanas que en un principio le parecieron suaves al tacto, ahora se sentían rasposas y sucias por haber estado más de dos días en contacto con su cuerpo. Las ventanas estaban entreabiertas y las cortinas recogidas a cada lado, por lo que el vientecillo primaveral y las luz de los primeros rayos de la mañana entraban a sus anchas. Afuera, justo delante del hospital y plantados en el césped, decenas de cerezos en flor hacían que la estancia estuviera levemente perfumada, opacando en ocasiones el potente hedor del limpiacristales.

Luca se estiró en el colchón, cansado de estar postrado y recluido en un colchón de hospital. No sabía dónde estaba su ropa y ni siquiera gozaba de unas zapatillas para sus fríos pies, pero no le importó cuando se incorporó y los puso sobre el frío suelo de baldosas color crema. Miró sus brazos todavía conectados a las bolsitas de antibióticos, y desenroscó los tubos deshaciéndose de ellos. Las heridas ya no le dolían demasiado, y pudo caminar casi perfectamente. No le había preguntado a su enfermera si podía salir o no, pero lo hizo igualmente. Sus extremidades estaban entumecidas, y se tronó un poco los hombros haciendo una mueca de incomodidad. La bata que llevaba puesta dejaba ver la espalda y sus glúteos, pero no le importó en lo absoluto que alguien le pudiese ver ya que no tenía nada de lo que avergonzarse. Cerró la puerta con cuidado, saliendo a los pasillos. La mayoría de pacientes seguían durmiendo en sus habitaciones a aquellas horas, por lo que había muy pocas personas deambulando; Una anciana de cabello gris y mirada con cataratas caminaba trémulamente con la ayuda de un bastón de madera. Un chico joven, moreno y visiblemente debilitado era llevado en silla de ruedas por un enfermero a quién sabe dónde. Una mujer estaba sentada en una silla llorando, con la cara enterrada en sus manos, seguramente apenada por alguien. Pero lo que más le llamó la atención a Luca, fue el pequeño niño que, apoyado en una de las paredes, miraba al vacío sin ninguna expresión. Al acercarse más a él, pudo apreciar que no debía de pasar de los diez años, once a lo sumo. Movido por la curiosidad, se agachó hasta quedar su altura. La espalda de Luca quedó totalmente al descubierto ante tal acto, al igual que sus nalgas, y le recorrió un pequeño escalofrío.

-Hola- saludó al pequeño.

Éste levantó el rostro y su mirada verde caqui se posó sobre él, hipnotizándolo. Pareció despertar de alguna clase de trance.

-Me llamo Luca- el niño no pareció escucharlo y, si lo hizo, no quiso responder- Tienes unos ojos preciosos.

El menor se removió, incómodo, sin dejar de mirar el rostro de Luca. Pasaron varios segundos hasta que por fin decidió hablar.

-Eres muy bonito- susurró el niño llevando una de sus manos a la mejilla del de ojos celestes.

Luca sonrió tiernamente, dejando que el niño acariciase sus labios, nariz y mejillas.

-Gracias…- susurró Luca enternecido por aquel pequeño.

Decidió sentarse por completo en el suelo y, al contacto con el frío tacto, soltó una exclamación que hizo que el niño sonriese. Los dos rieron levemente, sentados uno al lado del otro. Luca se sintió, pese a los silencios del niño, extrañamente cómodo.

MUERTE DE UN CHAPERO (homoerótica) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora