VIII

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°·_Inicio de todo_·°🥀

Tanjiro no sabía que hacer. Estaba realmente confundido con lo que le dijo Giyuu minutos antes.

«—¿Es mi obligación? —»

Se sentía realmente mal. Y enojado consigo mismo cubria sus ojos para evitar llorar mientras corría hacia la finca. No fue creado para recibir ese tipo de cosas, él era el que debía realizarlas. No quería cumplir ese papel, no podría.

«—Pero, lo estaría ayudando... No hay nada de malo en eso. —»

Dando un fuerte suspiro, dejó esos pensamientos de lado y trató de sonreir. No tenía por que sentirse mal, estaba ayudando a Tomioka, algo normal que cualquier otro chico haría ¿No?
Sólo le iba a hacer un favor.

En cuanto llegó a la finca, saludó a todo el mundo, y salió entrenar con Zenitsu e Inosuke queriendo distraerse un rato.

—¿Qué tal te fue con tu chica? — Preguntó Zenitsu en forma de broma, haciendo tensar al menor.  —Últimamente te vas muy temprano, seguro estás encontrandote con ella. ¿Sirvieron los consejos que te di?

Tanjiro agachó su mirada nervioso y no respondió. Realmente no se encontraba con una chica, y los consejos que le había dado, de alguna u otra forma ayudarían a Tomioka. Pero no iba a decirle eso.

—Hola chicos... ¿Van a entrenar?—Habló Kanao apareciendo en escena.

Kamado levantó su mirada al escucharla y vio cómo se acercaba tímidamente al lugar. Sonrió inconscientemente, definitivamente le gustaba ver cómo trataba de cambar.

—Si, ¿quieres venir con nosotros?

—Claro. —Soltó la pelinegra, y Kamado tomó suavemente su mano para guiarla al patio.

Zenitsu chasqueo su lengua y no quiso seguirlos. Se cruzó de brazos molesto y volteó su mirada preguntándose; ¿Por qué Tanjiro si podía entrenar con la chica que amaba y él nisiquiera podía ver a Nezuko? Se le hacía injusto.

Por otro lado Inosuke recibía gritos por parte de Aoi al estar robando su comida. Y Tomioka, se dirigía hacia donde estaba Tanjiro.

—Tanjiro, necesito hablar contigo... —Lo llamó.

Algo nervioso, Kamado dejó a Kanao entrenar con Zenitsu, y se dirigió hacia el pilar. —Digame Tomioka-San...— Dijo sin dirigirle la mirada

—Escucha, le confesaré mis sentimientos a Shinobu hoy día. —Habló el pilar mientras le mostraba el regalo que había traido —Le daré esto y le diré todo, ya me has ayudado lo suficiente. Siento lo que te dije, pero ya no tendrás que venir mañana. —Sonrió

—¡¿En serio?! — Preguntó el menor asombrado. Giyuu estaba sonriendo.

—Si. Sólo dime que debo hacer.

No podía creerlo. Giyuu Tomioka al fin iba a declarar sus sentimientos, Tanjiro se sentía muy feliz. Tanto por él cómo por si mismo. Llevó a Tomioka hacia un lugar más apartado, y fue enseñandole cómo debía empezar. 

Darle el regalo, ponerselo, llevarla a un lugar, pasear, hablar, y decirle lo que realmente sentía. Algo fácil ¿No?

¿Entonces por qué no salió cómo esperaron?

«—Tomioka-San, yo no lo quiero de esa manera. Somos compañeros, y ya tengo a alguien más. —»

Esas palabras salieron hiriendo por completo al pelinegro, quién cabizbajo recibía la pulsera que minutos antes le había entregado a Kocho.

El Sustituto De Una Mujer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora