La paliza.

288 25 4
                                    

*Narra Sara*:

Y aquí estoy... Sentada en uno de los bancos del parque más cercano a mi casa, después de dejar a mi novio y que este me diera una paliza. Quiero llamar a mi hermana pero no puedo... Las pocas fuerzas que me quedan no me lo permiten. De repente, escucho como alguien grita mi nombre. Levanté la cabeza que anteriormente tenía enterrada entre mis piernas y pude reconocer a mi hermana corriendo hacia mí.

-¡Sara! ¡Sara!-Gritaba. Llegó a mí y me abrazó.-¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha hecho esto, Sara?-Preguntó preocupada.

Yo al principio no entendía a que se refería mi hermana con "esto", pero después, me froté los ojos y observé detenidamente mi cuerpo.

Mis piernas estaban llenas de moratones, al igual que mis brazos y pude comprobar que mi labio estaba sangrando cuando lo toqué.

-¡Sara!-Dijo mi hermana histérica, casi gritando.-Dime quien te ha hecho esto.

-Da... David...-Contesté como pude.

-¿David? ¿Por qué te ha hecho esto?

-Lo... Lo he dejado...

-Será hijo de puta...-Murmuró mi hermana antes de abrazarme de nuevo.

En ese momento, escuché unas risas a mis espaldas. Me giré y vi a David, con sus dos amigos que son gemelos y una chica rubia y algo más bajita que yo, la que supuse que sería su nueva novia. Él me miraba y se reía y en ocasiones incluso me señalaba.

Me sequé las lágrimas, respiré hondo y me acerqué a ellos con paso decidido, seguida por Maria, que intentaba detenerme.

-A ver, gilipollas de mierda ¿de qué coño os reís?-Pregunté.

-De ti.-Respondió la rubia con aire de superioridad.

-¿De mí? Pues no te reirás tanto cuando el subnormal este, te haga lo mismo que a mí.-Le aseguré.

-¿Que me haga lo qué?-Preguntó.

-¿Tú no me miras? Todo esto.-Dije señalando los moratones de mi cuerpo.-Me lo ha hecho él.

-¿Qué?-Preguntó uno de los gemelos.-¿Le has pegado? ¿Pero tú eres retrasado?

-Retrasado tu puta madre.-Se defendió David poniéndose enfrente de él y dándole un leve empujón.

Yo estaba desconcertada. Pensaba que ellos lo sabían todo, que se reían de lo que me había hecho.

Cuando me di cuenta, David se estaba peleando con el gemelo que me había defendido y el otro gemelo y Maria intentaban separarlos. La chica debió de haberse escapado.

-¡David, déjalo!-Grité con todas mis fuerzas.

David dejó al chico, que acabó tirado en el suelo y con su hermano intentando ayudarlo.

-Tío, pero ¿qué te ha dado? ¿Eres tonto?-Le dije a David.

-Si es que sin ti solo hago tonterías.-Me cogió por la cintura y me acercó más a él.-Vuelve conmigo, nena.-Susurró a centímetros de mí.

-No.-Me separé bruscamente de él.-¿Tú te crees que lo que haces es normal, David? Hazme un favor y desaparece.-Me di la vuelta y me acerqué al chico que estaba tendido en el suelo, que por como lo llamaba su hermano, supe que su nombre era Jesús.

-¿Estás bien?-Pregunté mientras me agachaba para quedar a su altura.

-Sí...

Le tendí mi mano y le eyudé a levantarse.

-Lo siento.-Me disculpé con los gemelos.-Pensaba que os reiais de lo que me había hecho David...

-Nunca nos reiríamos de una cosa así.-Aseguró Daniel, que así se llamaba el otro gemelo.

-Sara, volvamos a casa, hay que curarte esas heridas.-Dijo mi hermana.-Jesús, venid vosotros también y así te curo.-Jesús asintió.

Fuimos caminando unos minutos en silencio hasta llegar a una gran casa de piedra, nuestra casa. Una casa de cuatro pisos y seis habitaciones. Demasiado grande para dos adolescentes ¿verdad? Pues sí... Abrimos la puerta y entramos a casa.

-Sentaos los dos ahí.-Nos ordenó Maria señalando el sofá.

Nosotros asentimos e hicimos lo que nos dijo. Al poco rato volvió con lo necesario para curarnos.

-¡Ay!-Grité cuando mi hermana posó el algodón sobre mi labio.

-Lo siento.-Se disculpó.

Acabó conmigo e hizo lo mismo con Jesús, que no gritaba pero ponía muecas que reflejaban su dolor.

¿Amor? ¿Qué es eso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora