Capítulo 44.

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Holiiiii, ya viernes y como os dije, aquí tenéis capítulo, mañana subo más.
Disfrutad del finde.
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Mi cabeza me daba mil vueltas, maldito sueño, sólo recuerdo que alguien estaba haciendo daño, físicamente, no se a quién, pero me quedaba enfrente de esa persona chillándole de que no lo hiciera, ¿Hacer el que?... Con ojos blancos me quedé del chillido de Jesús y solo me quedaba calmarme.

Estoy asustada...

Odio eterno a ese sueño.

Le cojo la mano a Jesús.

Jesús: ISABEL ME QUIERES HABLAR.

Yo: Va a pasar algo malo Jesús, tengo ese presentimiento.

Jesús: No me gustan tus presentimientos Isabel.

Yo: ¿Crees que a mi sí? -digo llorando.

Me levanto y doy un puñetazo a la cama.

Me dirijo a la bañera con disposición de bañarme, he sudado bastante con el maldito sueño.

Salgo del baño ya más relajada pero con ojos rojos después de mirarme al espejo.

Cojo mis cosas y salgo a la calle, miro a el cielo, negro como el tizón, da igual así mis lágrimas no se darán cuenta.

Estoy asustada al más no poder.

***
Llego a mi casa de un largo camino pensando.

A ver esto tiene que venir de algo.

Sueño... de mis sueños.

Me entiendo.

Y lo vais a entender.

De pequeña, soñé con que tuviera un poder, el poder de que mis sueños se hicieran realidad, y que todo lo que soñaba se hiciera realidad.

Un día vine del colegio, y me encontré a mi mascota muerta, la noche anterior soñé que se moría, y ocurrió.

De entonces tengo mucho miedo de lo que pueda soñar.

De todo eso viene esto.

Empieza la Hera de mis horrendos sueños.

Me siento tan mal de pensar que alguien podría morir por mis sueños.

Y así es.

No por Dios no...

Que esto sí sea un sueño malo pero que no sea de verdad.

***

Llego a casa y me dice mi madre que vaya a casa de mi vecina de las casas de enfrente, está un poco loca, creo que toma muchas pastillas, y voy a llevarle pan que sobraba.

Llamo a la puerta, estaba entre abierta, se escuchan gritos, muy fuertes.

¿Nadie a echo nada para salir de sus casas al escucharlos o que?

Abro despacio la puerta.

Entro y se al instante que los gritos viene de la cocina, me se la casa un poco de memoria.

Ando con paso despacio sin hacer ruido.

Y veo a mi vecina... ¿En el suelo?

Alzo mi mirada y parece que veo a un hombre, bastante grande.

Parece que va a terminar su tarea de hoy, maltratar a su mujer, pero mi vecina ya no puede más, abro tantos los ojos cuando veo tanta sangre derramada, mi vecina alza como puede la mirada y me lo dice todo al mirarme, me pide ayuda.

Y GRITO.

Como en el sueño.

NO POR FAVOR, PARA, NOOOO.

Éste me mira y al verme coge la pistola le dispara a mi vecina y luego se dispara a sí mismo.

No puedo hacer nada

Salgo de allí corriendo como puedo llorando y gritando pidiendo ayuda.

Los vecinos me oyen y salen, detrás mi madre igual.

Yo solo hago gestos ya que no tengo palabra con tanto llanto.

Jesús al verme me abraza muy fuerte y poco a poco entre lloro tras lloro le cuento lo que ha pasado.

No puede ser esto cierto...

¡Todo a sido mi culpa! -grito fuerte a lo que me escucha Jesús.

¡LOS HE VISTO MORIR CON MIS OJOS JESÚS! -grito y más grito entre el llanto de mis ojos.

Oigo a dos ambulancias llegar entre la multitud y yo con un ataque de nervios que nada me puede parar.

Podría llenar un mar con mis lágrimas.

Mi madre me llama entre la multitud.

Llego hasta ella.

Mamá: La policía quiere hablar contigo.

Yo: ¿Conmigo?

Mamá: Sí, te esperan dentro de la casa.

Yo: Mamá no quiero entrar otra vez...

Mamá: Les digo que salgan.

Mi madre se lo comunica y un policía me hace una señal para que vaya con él.

Me dirijo a donde me dice y me lleva al patio de la casa de mi vecina.

Policía: Hola, soy el inspector Ramírez de homicidios, encantado, eres Isabel ¿verdad?

Yo: Sí, encantada -digo nerviosa.

Policía: A ver quería que me contaras lo que viste, me dijeron que estabas ahí dentro cuando todo pasó.

Yo: Sí, es verdad.

Policía: ¿Por qué fuiste a la casa, oíste algo?

Yo: A ver, yo fui porque le iba a llevar pan que le da mi madre, cuando nos sobra, y la puerta estaba entre abierta, pasé y se escuchaban gritos, y entonces vi a un hombre, supuestamente su marido pegándole a más no poder y a mi vecina sangrar a lo basto, luego al verme el hombre le disparó y seguido se disparó él, no le puedo decir más.

Policía: ¿Es todo?

Yo: Sí, inspector Ramírez.

Policía: Muchísimas gracias Isabel, por su tiempo.

Yo: Es lo menos que puedo hacer.

Policía: Puede retirarse.

Yo: Gracias.

Doy media vuelta y me dirijo a la multitud.

Mi madre me espera.

Y entre tantas horas estando allí nos fuimos a casa.

***
Entre tanto movimiento en la cama, sudando, tuve otro sueño; no puede ser.

¿Qué te pasaaaaa? DIMELOOO. RESPIRAAAAA. RESPIRAAAA.

Esta vez en el sueño no salgo yo gritando, y al moverme en la cama, siento que Jesús no está al lado mía duermiendo.

Contigo hasta el final Donde viven las historias. Descúbrelo ahora