[Capítulo 1]

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Como todas las mañanas, salía a correr, era verano y desde muy temprano salía los rayitos de sol.

Me levanté de la cama con mucha pereza y me vestí, me lavé la cara, cogí mis cascos y mi móvil.

Bajé por las escaleras dirección a la cocina que estaba hambrienta, y tropiezo con algunos cacharros que había en el suelo.

Yo: Mama ¿qué es todo esto?

Mamá: Estoy limpiando un poco hija, por fin te has despertado dormilona.

Yo: Voy a desayunar. *desayuno, cojo un rato el móvil para ver lo mensajes, cojo mis cascos y voy para la calle*

Ya en la calle caliento un poco los músculos y hago algunos ejercicios, me pongo los cascos con la música al máximo; un día me quedo sorda lo veo, pero es la única manera con la que me puedo motivar.

Mientras corría pensaba en mis cosas, en como era mi vida, y en que podía cambiar de mi rutina ya que me resultaba todos los días muy cansina y aburrida.

No llevaba ni dos manzanas corridas cuando de repente me suena el móvil y la música se para; era mi madre.

Yo: mamá ¿que ocurre?
Mamá: Isabel ven a casa, tenemos que hablar.
Yo: vale voy para allá.

Voy corriendo lo más rápido posible, me estaba asustando la llamada recibida de mi madre, ya que lo dijo con un tono no muy normal en ella, y ese momento me incomodaba, mucho.

Cuando ya llegué por fin ,que parecía eterno el camino de vuelta a casa, abrí la puerta y grité ¡MAMÁ!

Mamá: estoy aquí, ven al salón.

Yo: voy -le respondí nerviosa.

Mamá: Isabel, a tu padre y a mi se nos hace difícil un poco decirte esto porque no te va a gustar nada de nada pero esto es así.

Yo: ¡¡¡¿Estas embarazada?!!! -le pregunté

Mamá: no hija, no.

Yo: Ah vale...

Mamá:lo que te vengo diciendo es que nos vamos a mudar, tu padre ha encontrado trabajo en su tierra y le hace mucha ilusión que tu estés contenta porque quiere ver que te gusta su tierra y tal, por eso no quiero nada de pegas, ni de protestas ni nada de nada ¿entendido?

Yo: pero mamá mis amig...

Mamá: Ya sé tus amigos, pero puedes hablar con ellos por el móvil y podrán visitarte alguna vez.

Yo: bueno, supongo que sí, y encima a ¿Sevilla?

Mamá: no exactamente, un pueblo de al lado.

Yo: Dios mío...

Mamá: Hija, te queda un verano entero, conocerás a nuevas personas y tienes que disfrutar así que se positiva.

Yo: Otro remedio no me queda...

Mamá: pues venga prepara tus cosas que dentro de nada nos vamos.

Subo arriba a mi cuarto y preparo las maletas con mi ropa, mis zapatos, cosas de mi cuarto y cosas de la casa que sean mías.

Ya preparada con todo me siento en la cama y resoplo, acaricio mi sábana recordando todas las alegrías que me ha dado esta casa, tantas fiestas que he celebrado, tantas cosas, imposibles de olvidar.

Bajo por las escaleras con las lágrimas saltadas.

Mamá: Vamos al coche anda, que nos vamos.

Yo: vale.

Al subir al coche, mi padre se levanta del asiento y me da un beso en la frente.

Papá: no te preocupes, te lo vas a pasar muy bien, créeme, sí no ya verás que sí.

Yo: A ver que me espera en Sevilla.

-Nada que solo cosas buenas.

Sonrío mirando la ventana y dejando atrás a mi casa, adiós Jerez, adiós.

Contigo hasta el final Donde viven las historias. Descúbrelo ahora